Revista Diario

Princess Leia

Publicado el 05 noviembre 2012 por Evaletzy @evaletzy
Si hay algo por lo que te encanta ser la princesa Leia Organa de Alderaan es porque puedes hacerte tus dos enormes rodetes e ir así peinada por diferentes planetas sin que nadie se ría de ti. Además, aunque tienes un montón de soldados imperiales que matar con tu pistola láser y un malísimo Darth Vader del que escapar, los amigos que te acompañan por La Galaxia son muy buena gente. Raros, eso sí, pero buena gente. Aunque no son gente ahora que lo piensas. Eres amiga de un C-P3O, robot dorado que no solo habla seis millones de idiomas sino que habla mucho más de lo que te gustaría; de un R2-D2, droide muy útil a la hora de reparar tu nave espacial y que bastante bien le habría venido a tu querida amiga Letzy para que le reparase los destrozos que hicieron unos albañiles en su baño al querer arreglar un caño que perdía; de un wookiee, llamado Chewbacca, altísimo bípedo peludo que lo único que te dice es «Aaagggrrr»; y de un ewok, ese osito de peluche con capucha que te llena de ternura. ¡Ah! Te estabas olvidando, también cuentas con Han Solo, ese piloto dotado de agraciadas facciones, y que de amigo no tiene nada, pues bien que comparte su saliva contigo siempre que puede.
Si te sinceras, que es para lo que escribes este post y no vas a estar aquí mintiendo, tú más que la princesa Leia querrías ser Yoda. Si hay algo que te gustaría es que los poderes de ese Maestro Jedi formaran parte de tus encantos femeninos, así como también que La Fuerza te acompañara a todas partes, incluso a la toilette. Además, eso de poder mover cosas con tu mente te sería de gran utilidad en más de una aburrida cita con algún pelmazo.
Pero lo que realmente te indigna sobremanera es que tú no usas, ni posees, ni tocas, ni te acercas siquiera a un sable de luz en las tres películas durante las cuales existes. Tu hermano “mellizo” (lo pones entre comillas porque tienes tus dudas ya que no se te parece ni en la esclerótica, más conocida como lo blanco del ojo), Luke Skywalker, no solo usa un sable de luz todo lo que quiere, sino que tu padre le ha dejado el suyo en herencia. ¡A él!, ¿por qué no a ti? ¿No es discriminación eso?
Y bueno, ¡qué vas a hacer!, La Galaxia es machista, ¡menuda novedad! No tendrás sable de luz en mano, pero tienes bikini dorado en cuerpo. Y si hay algo que sabes es que lo puedes usar como arma, pues cuando te lo pones, más de un cerebro deja de pensar y más de un corazón deja de latir...
May the Force be with you.

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