Hoy me he levantado con una sonrisa y bailando. Hace tiempo que no me sucedía. Eso de poner la música alta, saltar y cantar, aún a riesgo de estropear los tímpanos de los vecinos, es algo que dejé de hacer hace meses. Hoy lo he recuperado. Nada puede estropear este día. ¡¡Por fin él se ha decidido!!.
Me llamó anoche. Ha reservado mesa para dos en esa tasquita que tanto me gusta.
Allí le vi por primera vez. Su sonrisa me cautivó. Me costaba esquivar su mirada. Mi timidez ante estas situaciones, impide que demuestre mi interés. Opté, pues, por “dejarme ver”, y ya ves, dos semanas comiendo en el mismo sitio, han dado su fruto. Bueno esto y algo más….
Sé que no soy buena coqueteando, pero en esta ocasión, he desplegado todas esas “armas de mujer” que comentan por ahí, aplicando hasta el último gesto que mis amigas me han enseñado … Ya sabes que siempre dicen que parezco dormida antes los hombres. Esto ha sido un reto para ellas y no te cuento para mí. ¡¡Cuánto por aprender!!.
Tú que me conoces bien, sabes que abogo por la naturalidad, más he de decir que los adornos invertidos en este cortejo ciertamente producen resultados cuanto menos … más rápidos.
Pues bien, me he puesto ese vestido negro con ese impresionante escote de vértigo que casi me obligaste a comprar, ¿recuerdas?. Lo compramos aquel día lluvioso y frío de noviembre en el que me llamaste para decirme que ella se había ido y necesitabas una mano amiga.
No te lo dije antes, pero te lo cuento ahora: Aquel día, él también se marchó.
Dejé los clinex tirados en la mesa, reconstruí mi cara y fui en tu busca. La lluvia camuflaba mis lágrimas, así es que fue fácil…engañarte. Al final resultó ser una grata y buena tarde y como resultado de la misma, este L.B.D. que ya llevo puesto.
Estoy nerviosa y ese cosquilleo incómodo a la par que bienvenido, me hace sentir viva.
Te dejo. Ya viene. ¡Deséame suerte!. XXX