Esta noche alguien me está matando
por perpetuar una silueta en las sombras
por arañar el manto de los sueños
por desgarrar los párpados ciegos
por dejar yermo el sepulcro y el huerto
por convertir las manos en un soplo
y en humo de incienso el abrazo
por ser sólo el acorde de un gemido profano
por no admitir el cielo destemplado
por no matar el tiempo del verdugo
por robar la luz del resto de algún aura
por maldecir el vino consagrado
y hacer lisonja las plegarias infecundas
por la grieta que hace esa voz en la madrugada
por ese poder inexorable de los resucitados
porque sólo es de noche
y nadie puede contra el goce del infierno.
Copyright by Susana Inés Nicolini. Todos los derechos reservados