En la serie de televisión “House” el protagonista aparece frecuentemente con algún aparato de la marca Apple y en “The Big Bang Theory” sus protagonistas consumen de vez en cuando patatas Pringles o ketchup Heinz. Se trata de una forma alternativa de hacer publicidad conocida como product placement o publicidad por emplazamiento.
Esta técnica publicitaria consiste en insertar una marca, producto o mensaje en una serie de televisión, video musical, película o videojuego como parte del desarrollo narrativo. En televisión se emplea para hacer frente a la creciente pérdida de efectividad de los anuncios tradicionales provocada por la enorme cantidad de spots, el zapping y la multitud de canales digitales.
Con el product placement el índice de impactos es mucho mayor, puede llegar a ser diez veces más barato para el anunciante y establece fuertes conexiones emocionales con los consumidores. Además, se ha convertido en la principal fuente de financiación de las productoras de televisión, ya que la mayor parte del dinero recaudado por este tipo de publicidad va destinado a ellas.
La modalidad de product placement más utilizada es el emplazamiento activo, donde los personajes interactúan con el producto anunciado sin mencionarlo, cuyo coste para el anunciante oscila entre los 8.000 y 12.000 euros. El emplazamiento pasivo, donde el producto forma parte del decorado sin tomar protagonismo en la acción, puede tener un coste de unos 6.000 euros.
Otra curiosa técnica dentro del product placement es aquella en la que anuncios de televisión aparecen dentro de la propia serie, la cual es poco común pero muy efectiva, con un coste superior a los 20.000 euros. Un ejemplo lo tenemos en la serie “Cuéntame cómo pasó”, cuando la familia Alcántara aparece cenando mientras en la televisión se emite un anuncio de Cola-Cao o de Philips de la época.
El product placement es un tipo de publicidad subliminal, puesto que se emite por debajo del umbral de percepción consciente con la intención de establecer hábitos de consumo e influir en el espectador sobre un producto determinado.
El nacimiento de esta fórmula publicitaria tuvo lugar en Estados Unidos en los años treinta, y era utilizada principalmente en el mundo del cine. Ahora es cada vez más habitual en producciones audiovisuales de todo tipo.