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Siempre escuche decir que el cambio que vendría afectaría a todo el mundo, un cinturón de protones (lo que sea que signifique eso) pasará por el planeta dándonos tres días completos de oscuridad, nada funcionará, los servicios de energía eléctrica, los paneles solares, las baterías, nada que tenga algún componente electrónico funcionará. Las comunicaciones se habrán perdido y nosotros volveremos al pasado, a esa época oscurantista donde los seres humanos solamente convivíamos con la naturaleza. Siempre pensé en el caos que esto implicaba, ¿Cuánta gente sería capaz de aguantar tanto tiempo sin televisión, sin poder salir de casa, sin distracciones, sin internet. Quizás fue por internet que comenzó todo.
En 2010 comenzó a filtrarse información clasificada del gobierno de Estados Unidos a través de páginas de internet y las llamadas redes sociales. Poner al descubierto información que, para muchos, no era del todo desconocida. Ver lo que pasaba con las redes sociales y el impacto mediático que tenían, pese a que se lograba controlar a la mayor parte de los medios de comunicación, dio pie a que se generará un movimiento internacional para salvaguardar la “integridad” y seguridad de los gobiernos.
Al principio no sabíamos nada, existía un documento llamado ACTA que permitía a cada gobierno controlar en su territorio el uso de internet, regular información todo con el fin, público, de evitar el mal uso de estos medios y que se evitara la piratería. Mucho entendimos que era una manera de controlar lo que en estas redes cada uno de nosotros compartía. Al principio las clases gobernantes de cada país buscaron la manera de aplicar esta ley en su jurisdicción, pese a que se tenía un acuerdo internacional para hacerlo en conjunto, se opto por trabajarlo desde ámbitos locales con el fin de no levantar sospechas a nivel internacional.
Al principio el ACTA, con ese nombre, no logro prosperar por lo que no pudo ser aplicada como se esperaba, así, cada país comenzó a poner leyes y normativas que iban en prejuicio de la libertad de internet y las redes sociales. Ver información clasificada en cualquier página de internet te convertía en cómplice de quién la hubiera subido; difundir un rumor cobre cualquier figura pública, principalmente políticos, ya fuera en broma o en serio te podía llevar a la cárcel; dar una noticia, comentario o expresar una suposición que pudiera generar pánico entre la población de tu ciudad o país te podía, también, mandar preso. ¡Así comenzó todo!
Las redes sociales habían demostrado que podrían organizar grupos de miles de personas en contra de sus gobiernos y estos no estaban dispuestos a que, en países claves ocurriera. Si sucedía en países pobres o sin importancia, nada impedía que se repitiera en países más desarrollados. Se tenía que evitar.
Comenzaron los arrestos a escala mundial, miles de personas comenzaron a ser encarceladas por la manera en que usaban sus redes sociales, el internet y todo el contenido de información que compartían. Otros miles más crearon organizaciones y movimientos a favor de su liberación y contra las leyes que favorecían estos arrestos. En algunos países comenzaron a reunirse más de un millón de personas y así poco a poco el número de manifestantes cada vez se incremento más.
A principios del año 2012 nadie esperaba que la tecnología dejará de funcionar de un día para otro, solamente aquellos que habían estado inmersos en alguna corriente filosófica que hablará sobre un cambio drástico en ese año pensaban que esto sucedería, ya fuera en el mes de diciembre o en el transcurso de este año. El fenómeno de las redes sociales terminará pronto, pero no por lo que ellos pensaba aunque, posteriormente, tardarían en descubrirlo.
Era imposible evitar las concentraciones multitudinarias a través de redes sociales, las manifestaciones dejaron de ser nacionales para convertirse en mundiales. Miles de usuarios comenzaron a coordinar acciones de protesta en diferentes países al mismo tiempo. Los ejes de cada una de ellas se fueron transformando, de ser causas nacionales se convirtieron en causas sociales. La presión política internacional había aumentado y los gobiernos fueron incrementando sus acciones represivas.
A mediados de año se comenzó a hablas sobre una tormenta solar de proporciones nunca antes vistas, que provocaría daños en las comunicaciones cerca de finales de año. Aunque en millones de personas había escepticismo la tensión se incremento conforme se fue acercando la fecha marcada por los astrónomos. Algunos de los manifestantes decían que solo se estaba buscando provocar pánico entre la población, que hacía lo habían hecho con el tema de los terroristas y que ahora se pretendía hacerlo con un tema global para frenar las protestas. Otros más no sabían cómo reaccionar, no entendían como podía afectarles y si es que en realidad pasaría.
Una noche antes de la tormenta solar, en redes sociales, alguien dijo que el internet terminaría de funcionar por culpa de los gobiernos del planeta. Se intento difundir el mensaje a escala global pero las comunicaciones se fueron cortando paulatinamente. Si las conexiones a internet se hubieran cortado al mismo tiempo no existiría tanta suspicacia. Al siguiente día se fue las señales de celulares y, al igual que con internet, cada país dejo de tener señal en distintos horarios. La única explicación que daban los gobiernos es que los efectos eran paulatinos en todo el planeta. Las únicas comunicaciones que prevalecieron fueron las señales de transmisión que no dependían de satélites, así fue como un grupo anónimo de hackers detectaron que internet aún existía, pero había sido codificado para no prestar el servicio al público en general. Lo que se había considerado el cumplimiento de una profecía había sido, en realidad, una técnica de control mundial.
Sin el poder de convocatoria de las redes sociales las protestas redujeron el número de asistentes, los arrestos continuaron y el movimiento se fue diluyendo con la llegada de la represión. Quienes interpretaron esto como el inicio del cambio del 2012 aceptaron pasivamente el cambio. El resto de las personas se fue acostumbrando, con cierta apatía e incomodidad, a la nueva vida donde solo la información oficial era transmitida y creída, ya no había cuestionamientos.
La estructura social se había modificado, en lugar de darle al pueblo “pan-y-circo”, se conformaron con mostrar solo una realidad coartada, los arrestos ya solo eran conocidos por unos cuantos, los gobiernos habían nombrado una comisión internacional para que estudiara a fondo el calendario maya y, así, poder resolver el misterio de las desapariciones de miles de personas. Las filosofías espirituales fueron incluidas en estas comisiones, vivían la construcción de su nuevo paraíso y lograban darle mayor credibilidad a los mensajes oficiales. Todo lo new age había sido controlado y los que lo sabían, o lo intuían, no hacían nada por modificarlo.
Las módems y sistemas de conexión a internet fueron retirados de millones de hogares en el planeta con el fin de que nadie pudiera detectar la nueva conexión cifrada que se había implementado. Los hackers anónimos intentaron compartir esta información con el resto del planeta; muchos fueron arrestados o, los menos, lograron convertirse en una leyenda, al compartir información entre ellos, tratar de hackear la conexión y abrirla al público para que viera como los habían engañado. Ya era demasiado tarde, el conformismo y el desinterés habían triunfado. No creo que esto vaya a ser leído más que por un puñado de obsesionados conspiradores mundiales, pero necesita existir en algún lado.
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