Revista Diario

Profesor

Publicado el 17 enero 2012 por Dinobat
En una de mis tantas aventuras por el planeta estuve trabajando por 6 meses en Disney World, lamentablemente me enamoré de Blanca Nieves y me despidieron pues los enanos enfurecidos decidieron no trabajar hasta tanto no recuperaran a su amada sirvienta. Sin mucho dinero en el bolsillo logré montarme en un barco pesquero después de haber sido despedido por Mickey Mouse y viajé hasta Aruba, allí convencí a unos pescadores que me llevaran hasta Las Piedras a cambio de un peluche de Winnie Pooh y finalmente logré subirme en un autobus hasta Caracas cuando le prometí al conductor que yo manejaría el trecho de la Autopista Regional del Centro. Al llegar al terminal del Nuevo Circo no me quedó más remedio que ingeniármelas para producir unos reales, aparecerme en mi casa después que había jurado más nunca molestar a mis padres era una derrota de grandes proporciones en mi escala de liberación paternal.
Cuando Mickey Mouse me despidió me regaló unos "Disney Dollars" para porsia las moscas y llegando a Caracas convencí a una incauta vendedora en Rori en el Boulevard de Chacaíto que me vendiera un traje a cambio de esos dólares que encandilaron a la pobre muchacha que nunca había visto dinero con Mickey Mouse, el Pato Donald y Pluto en vez de Bolívar y El Indio Guaicaipuro. Después pasé por la Librería de Nacho y sin que nadie me viera sustraje un libro de Historia del Arte, dejando un vale firmado con la promesa de pagar en lo que cobrara mi primer sueldo, finalmente me fuí a mi casa en donde después de esquivar un cholazo de mi madre y un martillazo de mi padre busqué un sombrerito de bombín que usaba mi Tío Tomás en sus días en MIT para darle más veracidad a mi personaje. Así y con la velocidad de un relámpago era ahora Profesor Catedrático de Historia del Arte. Caída la noche y usando mi clásica habilidad para inventar redacté un Curriculum Vitae en donde entre otras cosas era Maestro graduado en La Sorbona, con Master en Historia del Arte por La Universidad de Viena y un PhD en Historia de la Humanidad por la Universidad de Yale además de haber realizado varios cursos y dictado varias conferencias en diversos museos, universidades y colegios elitescos alrededor del globo terráqueo.
En la mañana le pedí la cola a mi hermano y le dije "déjame por ahí", mi hermano cagado de la risa al verme vestido de traje y con sombrero se limitó a decirme "suerte", creo que para ese momento ya estaba cansado de preguntarme cual sería mi próximo paso. Con mucha calma me fui caminandito hasta el Instituto Cumbres de Caracas, entré y pedí hablar con el Padre Genaro, me dijeron que ahí no había ningún Padre Genaro y entonces dije "a debe ser una confusión, yo vengo a entregar mi Currículum Vitae para ver si necesitan un profesor de Historia del Arte". La secretaria viendo aquella pinta y el sombrerito pensó "mejor llamo al Padre Ortiz y que hable con este loco". El Padre Ortiz que tenía 6 meses buscando un profesor de Historia del Arte no lo pensó dos veces y al ver a aquel individuo vestido así pensó "este es el propio para que le de clases a esos sátrapas y bandidos que estudian aquí, lo van a matar pero bueno al menos que me firme las actas que hay que enviar al Ministerio de Educación y en las vacaciones me encargaré de buscar un profesor serio". En un dos por tres y sin mirar el Curriculum el Padre Ortiz me contrató y me dijo "empieza mañana catedrático."
A la mañana siguiente llegué al salón de clases y saqué mi librito, los alumnos no sabían si llorar o reírse al verme con aquel sombrero pero creo que les inspiró la confianza necesaria como para poder llevar a cabo mi plan de tener un trabajo temporal. Me senté y dije "Buenos Días queridos muchachos, mi nombre es Policarpio y soy su nuevo profesor de Historia del Arte". Seguidamente dije "hoy vamos a hablar de la obra de arte: teoría, función y actualidad." Al decir esto ni yo mismo me podía creer lo que estaba haciendo y le dije a los alumnos, "miren a ustedes les gustan los aviones?", los alumnos replicaron "siiiiiiiiiiiiiii", recuperando la respiración dije "bueno para entrar en confianza hoy vamos a hablar de motores, alas, el nuevo A-380 y el principio de Bernoulli" y comencé a hablar como borrachito de plaza durante dos horas. Los alumnos no entendieron bien la razón detrás de toda aquella locura pero cualquier cosa antes de escuchar una clase historia del arte.
De esta manera e inventando un tema nuevo cada día me fui ganando a los alumnos, hablaba cada vez más y más tonterías, la historia de la Coca-Cola, de cómo el día que se enamoraran iban a saber lo que era bueno, de la estupidez humana, de la pobreza, de la importancia de querer con el corazón y de aprender a compartir sin importar si nos quedamos con un poco de hambre para que el que está al lado sienta algo en su estómago, hablé de mi Maestro Kierkegaard, de béisbol, de los gobiernos malos y de las guerras y sus idiotas razones. Cada vez que entraba el Padre Ortiz brincaba y decía "como venía diciendo el arte es la forma de expresión desde los más antiguos tiempos y por eso es muy importante que estudiemos a fondo la realidad artística en la época medieval" o alguna otra idiotez que me viniera a la cabeza para confundir al Padre Ortiz y no levantar ningún tipo de sospechas.
Finalmente llegó la hora de los primero exámenes trimestrales y ante la mirada atónita de los alumnos el exámen contenía las siguientes preguntas: Cual es la forma ideal para levantarse a una mujer?, que se puede hacer con 1.257.890 cajas de clips? y coloca el nombre de tres corredores de Fórmula 1. Todos los alumnos salieron muy bien y el Padre Ortiz estaba muy contento. Con mi sinverguenzura usual firmé las actas y simplemente inventé un Número de Carnet expedido por el Ministerio de Educación para que el Padre Ortiz se quedara quieto y no jurungara mi paciencia.
Al trimestre siguiente y después de convencer al Padre Ortiz que los muchachos necesitaban realizar distintas visitas a los museos de la ciudad capital para complementar la teoría, me prestaron un autobús del colegio en donde monté a los alumnos y me los llevé al Zoológico de Caricuao, a correr las bases del Estadio Universitario después de sobornar al vigilante y a la playa, en Cata, donde de regreso y molesto por la fumadera de mariguana de los malandros que se hacían llamar mis alumnos aceleré el autobús a más de 140 km/h en la bajada de Tazón hasta que los asustados y delirantes muchachos prometieron no volver a probar la "matica voladora." En el segundo parcial me limité a preguntarles que cual era el animal más feo que habían visto en todo el Zoológico Caricuao, después de revisar las respuestas y ver que todos habían contestado que eran los Guardias de Imparques, procedí a realizar otro examen en donde pregunté cual es la novia que más te gusta de tus amigos?, después de tener las respuestas las distribuí entre los alumnos para que se cayeran a coñazos en el salón y sacaran de adentro todas sus arrecheras y represiones.
Para el último trimestre del año escolar decidí montar una obra de teatro. Era algo que había escrito hacía unos años atrás y me pareció idóneo presentar la misma en el anfiteatro del colegio. Después de un trabajo arduo y meses de ensayos la obra quedó montada tal cual como la había imaginado aquel día de verano, aquella hermosa fecha en el calendario en donde mi ex novia decidió dejarme porque había visto mucho béisbol esa temporada, y finalmente me di cuenta que el planeta no es más que un experimento de algún loco como yo que fastidiado decidió crearnos para cagarse de la risa de nuestras peripecias por sobrevivir. La obra resultó todo un éxito y los padres de los alumnos me agradecían maravillados por haber logrado que esos sátrapas se tomaran en serio la cuestión de actuar.
Todo iba sobre ruedas hasta una mañana cuando el Padre Ortiz interrumpió una clase, me llamó afuera y de un bofetazo me tumbó el bombín, y me dijo "farsante, mentiroso, inconsciente, sirvenguenza, inmoral", "váyase de aquí, usted ha traicionado mi confianza y la de sus alumnos", "además ahora el Ministerio de Educación nos ha multado y van a mandar a un Profesor Bolivariano a dar clases, y a causa de la multa no podemos ahora remodelar la Iglesia a la cual le íbamos a poner un gimnasio, un salón de juegos de video y nos íbamos a comprar 3 BMW para pasear por Caracas y eso también ha quedado descartado", "fuera de aquí cuatrero, bandido". Le dije al Padre Ortiz "mira Ortiz, me tumbastes el bombín de mi Tío Tomás y eso no te lo perdono, tu crees que tu puedes tratar así a la gente porque sí, no no, tu estás muy equivocado", el Padre Ortiz no podía creer tanta zanganería y me dijo "mire señor o se va de aquí o llamo a la Policía", entonces me saqué del bolsillo una botellita con aceite de carro piche y se la eché encima al Padre Ortiz a quien inmediatamente se le empezó a derretir la sotana, en la confusión y ayudado por la gritería de los alumnos que decían "Vamos Policarpio, dale duro, eso es, échale ácido al cura", "métele un coñazo", "muérdelo Policarpio", recogí el bombín y salí corriendo hasta llegar a Plaza Venezuela.
El Padre Ortiz ya más calmado aunque oliendo a taller mecánico revisó el expediente en donde se encontraban mis datos para poner la denuncia en la PTJ, allí se encontró con la siguiente información:
Nombre: Armando Martínez.
CI: : )
Profesión: Extraterrestre.
Dirección de Habitación: La Vía Láctea
Teléfono: Nunca lo hubo...

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