Cuando estás cerca alteras mi frágil ecosistema; también cuando estás lejos.
Me convierto en prenda delicada en tus manos. No te olvides de lavarme en agua fría para que no destiña. Sepárame de la ropa de color. Tus manos me suavizan y a la par hacen de detergente.
Ya ha terminado el programa seleccionado y ahora soy una prenda esponjosa que ondea al viento en las cuerdas del tendedero. Limpio y puro, por tus atentos cuidados.
Vístete con mi lana, con mi piel; para otorgarme el calor involuntario que mana de tu cuerpo. Pon un antipolillas en el armario, demuéstrame que soy tu prenda preferida. Protégeme de pelusas, de insectos y de lamparones de grasa. Aléjame de las cocinas y del barro. Porque, a fin de cuentas, te tengo que durar para toda la vida y quiero llegar con dignidad al final de mis días.
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Israel Esteban