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Prohibido improvisar

Publicado el 25 noviembre 2010 por Jvilla
La onda expansiva, por Raúl Rentero
Hay clubs que basan su quehacer diario, tanto en lo deportivo como en lo institucional, en la improvisación. Y no es casual que sean esos equipos los que siempre andan hollando los berenjenales, léase, Almería, Zaragoza, Racing, Betis...
La cuestión de la improvisación nada tiene que ver con el dinero que uno tenga en la cuenta corriente. Es más un estado mental. Lo que pudiera llamarse la auto-gestión planificada del subconsciente. Y no me refiero a la planificación de hojalata, ésa que se traza con buena letra sobre un folio en blanco y que acaba al poco tiempo en la papelera de reciclaje cuando vienen mal dadas.
El otro día les hablaba de la importancia de tener una “hoja de ruta”. Un plan pre-establecido que refleje el camino a seguir, tanto en lo bueno como en lo malo, que sea capaz de absorber en un contexto a largo plazo los acontecimientos negativos que puedan suceder.
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Ejemplos como el Sporting, el Osasuna, el Deportivo... que mantienen la estructura ocurra lo que ocurra son el camino, por la fuerza de lo práctico, para alcanzar el éxito. Nadie imagina que en Pamplona, tras 3 derrotas consecutivas, se cuestione al entrenador. Ellos saben, según su hoja de ruta, que la salvación se sitúa, aproximadamente, en los 45 puntos, lo que obliga a 15 victorias con un margen de error de ¡23 derrotas! Si a la quinta derrota cunde el pánico, a tal punto cebado que haga olvidar la ruta trazada, el fracaso está garantizado.
Ahí está la clave mental a que me refiero: Hay que saber distinguir la derrota del fracaso.
Incluso los grandes clubes, aunque a topetazo y regañadientes, han entendido tan mistérica verdad: Valencia, Atlético de Madrid, Athletic de Bilbao, el mismo Real Madrid florentiniano (aunque, dicho sea de paso, habría que comprobar qué ocurriría con su tan cacareado “largoplacismo mourinhano” si el Barcelona le sobara la oreja galáctica con ocho goles el próximo lunes).
Existen casos sangrantes de desafortunada improvisación, como los vividos en Levante y Valladolid, y más lejanos en el tiempo, como el de la Real Sociedad o el Celta de Vigo. Todos ellos son ejemplos del riesgo que supone olvidar la hoja de ruta. El caso del equipo de Pucela es el que, por cercanía temporal, me resulta más llamativo. Mendilibar logró el ascenso a Primera con criterio y fútbol. Los mantuvo en la élite con más o menos comodidad durante unos años. Pero cuando llega la inevitable hambruna de las vacas flacas y peligra la categoría, despiden a Mendilibar, contratan al pertinente entrenador de urgencia (sempiterno Clemente) y acaban enfangados en Segunda. Confirmada la tragedia, los pucelanos se preguntan: ¿Quién es el entrenador más adecuado para conseguir el ascenso? ¿Clemente? Y sale la respuesta del garrote vil: Mendilibar, claro, el que tenía experiencia en estas lides. Pero resulta que fue despedido con cajas destempladas y toca improvisar una nueva hoja de ruta. Es como el menda de turno que engaña a su mujer con una amante y acaba sin mujer y sin amante.
El error radica en haber trazado un plan que no tenía prevista la mayor de las catástrofes. Con todo el respeto y admiración que equipos como el Valladolid o el Levante me merecen, sólo hago una pregunta de pura lógica: ¿Acaso sus dirigentes son incapaces de entender que es inevitable que en la hoja de ruta de estos equipos figure algún descenso puntual a Segunda? Seguramente se trata de la incapacidad mental para asumir la posibilidad de que ocurra lo peor. Este tipo de estrategias están abocadas al fracaso: que se lo pregunten a los béticos, a la misma Real Sociedad, al preciado Sporting que vagó por el desierto durante tantos años...
Por desgracia, dentro de este club de improvisadores, se encuentra el Málaga C.F. Y seguramente, componiendo un ranking, el club boquerón sea el más improvisador de todos, pues agrava la pena con la alevosía de haber conseguido una estabilidad financiera (que ya la quisieran para sí muchos equipos) que respalda cada paso de su hoja de ruta a largo plazo. Con dinero, ya se sabe, es más fácil planificar.
Que Pellegrini espetara en la rueda de prensa de su presentación que ha aceptado la oferta del Málaga porque le han garantizado un proyecto de futuro estable es cuanto menos una mentira piadosa. El Málaga, aunque duela, ya ha demostrado que su hoja de ruta pesa lo mismo que una pluma. Porque el Ingeniero estaba libre en el mercado de verano y el “proyecto de futuro estable” no lo incluía en sus planes. Quizás el chileno, sacudamos el matiz, hubiera rechazado la oferta en junio a la espera de resoluciones más atractivas como la del Inter o la de la selección de su país. Pero está claro que, aún con todo, Pellegrini no era la primera opción del proyecto y ha acabado entrando con calzador como una emergencia.

 

Prohibido improvisar

Antonio Fernández, nuevo director
deportivo del Málaga CF

Luego está la cuestión técnica. Que el nuevo director deportivo, Antonio Fernández, salga a la palestra para anotar que el equipo necesita pescar en el mercado de invierno un lateral izquierdo, dos mediocentros, dos delanteros (ni más ni menos) y ¡un portero! es, cuanto menos, llamativo. Esto refuerza la imagen que externamente se tiene del Málaga: hoy por hoy, junto a Zaragoza, Racing de Santander y Almería, es el equipo improvisador por excelencia. Y no es una verdad de perogrullo. Si no, miren la tabla clasificatoria y juzguen.
En todo caso, bienvenido sea el Ingeniero y la estabilidad de su proyecto.
Y llegado el caso del mayor de los infortunios, sería bueno tener preparada la respuesta a esta pregunta: ¿Sería Pellegrini el entrenador idóneo para subir al Málaga de Segunda a Primera? Si la respuesta es positiva, anótenla en la hoja de ruta y no lancen a última hora un fuego de artificio “clementino”, porque en Valladolid ya saben que no sirve de nada.
Hagamos la del padre que vigila los estudios de su hijo: “Bueno, como no hay más remedio, estudia a última hora para el examen de mañana, pero que no vuelva a ocurrir lo de dejar la hincada de codos para el último día”. Aceptamos barco como animal de compañía, sí, pero sólo esta vez. Queda prohibido improvisar. Es fácil : 15 victorias, 23 derrotas.

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