Revista Talentos
Un olorcito a humo llegó hasta su piedra. "He salvado a los hombres", suspiró aliviado. "Vale la pena soportar a diario los mordiscos de esta ave rapaz". Mientras meditaba éste y otros tantos pensamientos en su inhóspito páramo, miles de huestes incendiarias se debatían a muerte por culpa del fuego.