La humildad es el único camino hacia el conocimiento. No debes interpretar ni crear normas personales. Todo está en la naturaleza, allí radica el mérito, pero debes tomarlo y asimilarlo. Entrega el alimento al mérito en los libros, en los libros clásicos. La felicidad es la botella de whisky que lleva entre las manos el indolente número 55. La pasea en armonía, en paz. La voluntad del poeta es el líquido que contiene el recipiente. La fuerza que utilizas va fabricando el mérito. El mérito de la muerte.
No temer a la muerte nos hace humildes y auténticos. La sabiduría es el sendero que conduce a la muerte en armonía.
Si hablan de ti: silencio. Si hablan de otros: silencio. La fidelidad a la propia voluntad es la razón de la palabra poética, la verdad, el control, la libertad.
La poesía es la libertad que nos otorga la voluntad. Pero libertad personal y entendimiento. Nunca creas nada de aquellos que hablan sobre ti y sobre tu obra. La felicidad habita en el interior, nunca en el exterior.
No ejerzas la indiferencia, logra el silencio y su control. Eso es el incidente, el acontecimiento. El progreso espiritual es ajeno a la divinidad que alaban los hombres. Reza a tu libertad, eso nunca será arrogancia si se realiza en humildad. Prescinde de Dios, ama a dios.
No creas en la sabiduría personal, ni en el reconocimiento. Recházalos. Elimínalos. Ama a dios y a la naturaleza. Busca los signos, las pistas, acércate a los indolentes, aléjate de los siniestros. Cierra los ojos, si observas el acontecimiento serás libre, y nunca interpretarás, serás prudente. Poeta prudente.