Ahora pienso más en mi, siento que antes era "feliz" porque creía que con la persona que estaba, con las cosas que hacía y por las sonrisas espontáneas que lanzaba, mi cupo de felicidad era el correcto y no podía pedirle nada más a la vida sino quería tacharme de egoísta o avariciosa. Ahora que tengo las cosas según mis metas impuestas, ahora que voy consiguiendo alcanzar la felicidad, mi felicidad, (no la que te imponen los demás), ahora es realmente cuando siento que no estoy desaprovechando mi vida, sino que sigo avanzando según el viento que yo soplo.
Puedo ponerme escotes sin miedo a que una discusión desilusione mis ganas de empezar un nuevo día; puedo hablar con personas del sexo contrario sin miedo a que los síntomas de los celos se alojen en sus ojos; puedo salir sin él sin tener que plantear una excusa de antemano por miedo a que él le de un doble sentido; puedo leer un mensaje de texto en el móvil sin miedo a que me arrebate el teléfono pensando que Movistar es un amante secreto, puedo, puedo, puedo...
Ahora tengo otra persona a mi lado donde el verbo poder está en todo y cada uno de mis actos.
P.D
Gracias por los e-mail recibidos preocupados por mi "ausencia blogera", prometo pasarme más a menudo por aquí, siempre que tenga algo que compartir, ya sabéis que escribir por escribir, no es importante para mi.