Fue reconstruido en el año 2001 y los trabajos fuerón supervisados por la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación, contando con un fuerte involucramiento de los vecinos, que dieron las pistas para rescatar y volver a su sitio las luminarias y los bancos originales retratados en olvidadas fotografías.
Ofrece el atraque de embarcaciones deportivas: muelles y amarres al borneo, embarcaciones que con su encanto complementan el marco del paisaje.
Al atardecer, en este lugar encontramos un hermoso escenario, al ocultarse el sol se van ensendiendo lentamente los faroles y la ciudad cobra un nuevo encanto, que se disfruta en silencio, recorriendo su muelle o descansando del recorrido por el barrio histórico en uno de sus bancos.