Revista Diario

Pues no imprimo, hala

Publicado el 08 febrero 2012 por Negrevernis

Es el encargado más o menos oficial de darme los cartuchos de tinta para la impresora, aparato cuasi infernal que decide quedarse sin repuesto cuando hay cuatro archivos en cola... Cruzo así el pasillo, bajo y subo dos escaleras, llamo con cuidado a su puerta, saludo más o menos amable -según la hora.
- Hola, Negre, ¿qué querías? -me dice.
- Hola. Mira, te traigo los cartuchos de la impresora del despacho, para que des los repuestos.
Se los tiendo. Les da una vuelta entre los dedos. Los sopesa con cuidado, se ajusta las gafas.
- ¿Estás segura de que están vacíos? -me pregunta, como cada vez que pido, por-vafor-sea-amable-deme-mi-cartucho-tengo-que-imprimir.
- Segurísima, ha dado el aviso y tengo algunos documentos pendientes.
Vuelve a mirar los cartuchos, no se sí esperando que estos le escupan restos de tinta sobre el cuello de la chaqueta. Ante mi asombro comprueba su peso, uno en la mano izquierda, otro en la derecha, en balanza antiquísima. Finalmente, emite el veredicto:
-Este está vacío, sí -me dice, señalando ligeramente el de tinta de color-, pero este, este -recalca- todavía pesa, así que tiene tinta. Lo que pasa es que no sabes - vuelve a recalcar. A - usar la impresora.
Le sonrío con mi sonrisa menos amable, mientras él se levanta y coge un cartucho nuevo de color. Hoy, mira por dónde, no quiero discutir. Me despido.
La impresora no está de acuerdo con el juicio emitido. El cartucho de tinta negra está vacío, claro. Pero, recalco, no quiero discutir. Imprimiré en casa.
Pues no imprimo, hala.


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