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¡pues sí que empezamos bien, sí!

Publicado el 15 julio 2013 por Conmdemamá @CONMDEMAMI

Le había prometido una entrada a una bloguer-amiga (la tendrás, Vero, lo prometo, aunque mañaaaaaaana) pero ha sido poder sentarme ¡al fin! y salirme la vena "me río por no llorar".
El día de hoy... El día de hoy no tenía que haber empezado. Rectifico, podía haber empezado pero en plan vida contemplativa; vamos que me habría ido mejor si me hubiera quedado quietecita y en casa.
El día de hoy ha empezado bien cuando he decidido untarme la cara con la crema de contorno de ojos. Que diréis: "¡Uau, ya ves qué drama!" Hombre, pues teniendo en cuenta que me la compré el otro día (uno de esos días en los que me sale mi lado oscuro y me da por creer en los milagros de la cosmética y en mi constancia, a partes iguales) y me costó un pastizal... ¡Un poco drama sí que es, sí!
A continuación, como iba sobrada de tiempo y de creatividad, he decidido embadurnarme la cara con una crema de farmacia con pantalla total y color (que no me pongo nunca, pero ¡hoy sí!). Y el resultado ha sido ¡espectacular! De hecho aún no tengo claro si mi cara era papel de magdalena o piel de cebra, o ambas a la vez. Vamos, que mi careto era un mejunge de rayas, manchas y borlitas. Un ascazo máximo.
Como el día ha empezado bien, así tenía que seguir. Y por eso, el momento "voy a mercawoman, cargamos el coche en cinco minutos, y en nada estamos allí" ha pasado de ser un momento a ser una ¡puñetera eternidad! ¡Dios! Encajar (literal) todo lo que llevábamos en el coche ha sido mil veces peor que una partida de tetris nivel 5. Ha empezado Papi, haciéndose planos de diferentes posibilidades, y aún así se quedaban cosas fuera. Finalmente, después de diez largos minutos quitando y poniendo, y volviendo a quitar, he ganado la partida: GAME OVER! ¡Allá vamooooos!
Nada más llegar al destino (sólo 2 horas después de lo previsto)... ¡La primera en la frente! La bolsa con tooooda la compra de farmacia (imprescindible cuando tienes dos churumbeles atópicos a más no poder y con la piel más delicada que la porcelana china) ¡se ha quedado en Valencia! ¡Ueeee! ¡No se puede ser más campeón!
El siguiente descubrimiento que hago es que llevar un etéreo vestido blanco (nuevo) para llegar y ponerte a limpiar y hasta las trancas de polvo, porque la casa parece deshabitada desde el Paleolítico, no es ni práctico, ni rentable. Glamour veraniego a tomar por saco.
O sea, que a los quince minutos de llegar, mi vestido es marrón y está pegado a mi cuerpo, igual que mi pelo antes suave y volátil, que ahora está pegado a mi cara y cuello y ¡me pica! ¡Cuánta mentira en los anuncios publicitarios! ¡A ver cómo me cuelan a mí ahora eso de que cuando limpias y usas el producto A estás estupenda, hueles a primavera y eres feliz! Y una mier... ¡Porra!
El día no podía acabar sin que me cayera un plato de canto en toda la rodilla. Ahora luzco un morado (¡Nieves!) precioso en ella y hay un plato menos en la casa.
O sin verme en momentos tales como intentar dormir al Rubiazo mientras Pichu te pide que le ayudes a cortar el pelo a su muñeca. Y ahí que vas: balanceo con brazo y parte izquierda del cuerpo, y parte y mano derechas concentradas en cortar el pelo de la muñeca y no cortarte el tuyo, o el de Pichu. Experiencia religiosa y placentera.
¿Cómo seguir? Fácil. Que se acumule la faena hasta decir bastante porque no has podido deshacer maletas, y se junte el baño del Rubiazo (o Pollito), con preparar su papilla, la cena de todos, la ducha de Pichu, guardar la compra que Papi ha traído, y organizar las camas (segunda partida de tetris del día, nivel superior).
Y mientras todo eso ocurre piensas: "Mmm... ¡Cómo me gusta estar de vacaciones! ¡Esto SÍ es desconectar!"
Total que al final de la partida estás baldada como si hubieras corrido la maratón de Nueva York, eres la única que no ha disfrutado de un bañito en la piscina ni ha podido volver a ducharse, tienes un sueño que te mueres y no tienes fuerzas ni para mover un dedo. Pero ¡oye! ¡Qué vivan las vacaciones familiares, el descanso y la desconexión que te habían prometido!
Y de repente... ocurre. ¡Descubres una libélula en el techo del salón! ¡Una libeeeeeélula!
Y te subes a una silla para a continuación encaramarte al mueble aparador, móvil en mano, y poder hacerle una foto de primer plano. ¿Que casi te matas? ¡Qué más da! Es tu momento subidón del día, ¡que es una libélula, tu insecto favorito!
Esto sólo puede indicar que mañana va a ser un día estupendo. Seguro. Oh yeah!!
O no... ¡Porque los pu...ñeteros perros de los vecinos han decidido ponerse de concierto a las tantas de la madrugada! ¡Y varias veces!
Me voy a cagar en la música perruna, las libélulas y el veraneo en general.
¿Pues sabéis qué? Un día más "de desconexión" así ¡y nos volvemos!
¡Ah! Y que siguen ladrando...

CON M DE MAMÁ y S de ¡Santa paciencia!


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