Punto y aparte

Como dice Nieves en su blog, La prueba de lo ajeno, «el infinito está bien, pero no se puede traducir en un día». Pensando en ello, creo que tiene mucha razón. Y no solo creo que esta frase sea acertada con el mundo de la traducción, sino que también creo que lo es en la vida misma. Creo que todo en esta vida se debe hacer, no solo con ganas, sino sin presión. Y las cosas que se hacen con el corazón no pueden tener esa presión de la que os hablo.
De todas maneras, no es presión de lo que me quejo, sino de cansancio. Después de este curso que ha sido tan raro, pero del que he aprendido tanto, creo que me tomaré un descanso. Si me lo merezco o no, eso ya es cosa mía. Pero ya no es cuestión de merecerlo o no. Es que ya no puedo con tantas cosas.
Como sabéis, y ya os lo he contado un montón de veces, no solo vivimos una crisis económica, sino una crisis de valores. Encontrarse con buena gente últimamente es bastante difícil, por lo que me siento bastante afortunado en ese aspecto. Estoy tan completamente satisfecho con la gente a la que tengo, a la que quiero y con la que me relaciono que no le doy muchas más vueltas al tema. En lo que más me quiero centrar es lo siguiente.
Mi inexistente motivación este último año hizo que pasara uno de los peores cursos de mi vida y, ¿para qué mentirnos?, me preocupa bastante. Me preocupa porque no suelo ser una persona que mezcle los sentimientos con lo meramente profesional y, esta vez, he fallado. Lo reconozco, eso sí, con la cabeza bien alta, porque no me arrepiento de lo que he sido ni de lo que soy ahora mismo. Mantengo mi deseo de que la traducción y/o la interpretación se conviertan en mi sustento algún día, pero tengo que invertir tiempo en pensar qué me ha pasado y cómo puedo solucionar ese problema.
Aunque el «invierno» (incluyendo también la primavera y el otoño) hayan sido duros en el terreno académico, creo que me puedo dar con un gran canto en los dientes en el tema personal, mi espacio. Ahora me siento más completo y creo que puedo ser una mejor persona, no solo porque he aprendido a crecer y a creer en mí mismo (ya, de una vez por todas), como os digo, sino porque he descubierto otras zonas de mi ser que no había explorado aún.
De todas maneras, aun habiéndome conocido mejor, creo que necesito un poco más de tiempo para no parar, ahora que lo he conseguido, y para invertirlo en estudiar y saber más.
Nos vemos a la vuelta, chicos. ¡Un saludo desde Málaga al mundo!