Puntos de vista

Publicado el 25 septiembre 2014 por Judith Vayo @JudithVayo
«Contra las expectativas de todo el mundo, apretó el gatillo. Nunca le creyeron capaz de hacerlo, pero es cierto lo que dicen: nunca terminamos de conocer realmente a una persona. El cuerpo inerte cayó al suelo provocando un estrépito que recorrió toda la sala. Lo había hecho.»Narrador omnisciente
«No sabía qué haría. Su mirada era confusa y me despistaba. ¿Realmente está pensando en apretar ese gatillo, en usar el arma? ¿Hasta qué punto ha llegado su desesperación? Y, sin darme tiempo a pensar de qué era capaz, el retroceso del arma hizo que ésta le golpeara en el pecho y que el cuerpo inerte, sin grito ni lamento, se desplomara en el frío suelo.» Testigo A
«No es cierto eso que dicen: no ves tu vida en diapositivas cuando vas a morir. Al menos, a mí no me ocurrió eso. Lo que a mí se me apareció fueron dos momentos concretos de mi vida: cuando Vicky me pidió matrimonio y cuando nació mi hija. El desalmado que tenía delante de mí iba a disparar, lo sabía. No estaba asustado por morir, sabía que en cierto modo me lo merecía, ¿no? ¿Ese no es el castigo para los que ha obrado mal? ¿Hasta qué punto mis actos fueron malvados? No tuve mucho tiempo para pensar, todo fueron milésimas de segundo hasta que el individuo frente a mí decidió poner fin a mi vida, así, con un acto simple.» Víctima
«De repente la respuesta se halla ante mí. Ya sé dónde se encuentran, solo falta ir a buscarlos y evitar más muertes de inocentes. No tardamos mucho en salir por la puerta corriendo y conducir a toda prisa por las estrechas calles hasta llegar al lugar donde están. Dejamos los coches donde sea y escuchamos tras la puerta, que tiramos abajo nada más oír las amenazas que salen del interior. Al entrar, un ruido ensordecedor atraviesa mis tímpanos, aturdiéndome un segundo. Cuando logro enderezarme y observar la situación, el cuerpo yace en el suelo y Vicky se lanza sobre su marido.» Policía
«En el coche no dejaba de rezar una y otra vez: “por favor, por favor, no permitas que le hagan daño”. Tenía las esperanzas tan altas que no consideraba la posibilidad de no ver a Bill nunca más. Llegamos rápido, aunque ojalá hubiéramos llegado antes… pues al entrar, ese cabrón apuntaba con el arma a mi marido y le disparó sin miramientos. El tiro me dejó aturdida durante unos segundos, pero enseguida fui a socorrer a mi ya difunto marido.» Mujer de víctima
«Por fin le tenía en la mira. Le tenía a punto, por fin podía terminar con aquél tipo que tanto daño había causado. Le odio, le odio aún a día de hoy. Por un instante tuve un momento de duda, no sabía si matarle o dejarle pudrirse en la cárcel durante el resto de su miserable vida. Pero cuando oí pasos fuera, no dudé ni un segundo más: apreté el gatillo como si fuera algo que había hecho durante toda mi vida y el retroceso del arma me golpeó el pecho. Los policías se abalanzaron sobre mí, pero yo tenía la mirada fija en Vicky, la mujer de ese asqueroso que había dejado de existir, con una mirada que creo que ella nunca olvidará.» Asesino