Por un momento olvidé que el blog lo abrí para expresar ideas. Antes venían más gente a la casa a leer y colocaba comentarios. Existieron temporadas que podía contestar. El halago a mis letras inicialmente me inquietaba. Esta especie de escribana, en quiste inmaduro, fruncía el ceño cuando le calificaban sus letras. Nunca les creyó.
Ahora sé que cualquiera puede decir y dar diagnóstico literario a lo escrito en internet, poquísimos son los realmente calificados para hacerlo y esos no andan pululando de un lado a otro, felicitando o reprobando espacios cibernéticos.
Existen blogs excelentes en calidad literaria y artística. Otros se caracterizan por estar llenos de cursilerías. Habrá miles que sólo sirven para curar autoestimas.
Éste, mi espacio, es una página vegetal que se ha marchitado varias ocasiones. Vengo y le cambio la tierra. Abono cada post con fotografías. Huelo historias viejas y secas. Les arrojo agua potable para que despierten del letargo. Los nutrientes ingresan hacia los recuerdos y los hacen florecer, despiertan de nuevo a las palabras.
Al principio aquí se hablaba; más tarde predominaron los gritos; siguieron los llantos, lamentos; terminó en susurros.
Ahora continúa con despertares. Anécdotas de tonterías. Libros, lecturas, idioteces, imágenes sencillas, ausencias...
Seguirán los puntos suspensivos...
Foto tomada de Tamas Ambrits http://bit.ly/gs3E2R