Pero es que siempre te quejas, puta, siempre te quejas. ¿No te cansas de quejarte? Si lo tienes tienes todo. ¿Qué coño quieres?No te pintes. Ese escote. Esas lágrimas. Esos silencios. Esa comida.Esa carretera y esa puerta, cerradas.Ni te atrevas.Perdóname, no sabía lo que hacía.
Como cada año, repongo este texto, para que nadie sea capaz de olvidar,
lo que forma parte de algo ya tan inhumano como cotidiano.
Porque queda aún mucho por hacer,
sin contar que ,
pero estos ya sean verbales, físicos, en el mundo laboral o en tu propia casa
dejan cicatrices indelebles y de por vida.
Mujeres con miradas tristes