Revista Literatura
¡putos mineros! ¿de verdad son mineros?
Publicado el 27 septiembre 2010 por HouseEntiendo perfectamente las reivindicaciones de los mineros, máxime cuando el Gobierno soltó la pasta a los empresarios, y éstos, en un manifiesto alarde de hidalguía, se la quedaron a la chita callando. Comprendo perfectamente que se movilicen y salgan a la calle, a defender su trabajo y su vida. Y la de los suyos también. Éste es un sector que debemos cuidar. De lo contrario, se irá todo al garete. Aquí no caben reconversiones, ni medidas similares. El minero es minero. Punto. No es cuestión de reconvertirlo en un pis pas en trabajador del campo, de la metalurgia, o del transporte. No puede ser. Sería su final. No es sensato. Pero que nadie se olvide que éste es un territorio de insensatos. Y en botica cabe de todo.
Insisto: comprendo el grave problema que está sacudiendo al sector. Pero de ahí, de demandar sus derechos como trabajadores a hacer el gilipollas sólo va una gota de agua. Si ellos tienen derecho a reclamar lo que se les debe, el ciudadano de a pie también tiene derecho a circular libremente por las autovías y carreteras sin que se le toque los cataplines. ¿Qué sentido tiene que hoy domingo se les ocurra la genial idea de cortar las autovías con barricadas, paralizando el tráfico en varias decenas de kilómetros? Hoy domingo, justo a la hora que quién más quién menos intentamos salir a pasar el domingo fuera de nuestra ciudad, estos imbéciles nos bloquean las autovías y nos detienen durante más una hora hasta que la barricada se quedó toda en cenizas. No tiene sentido porque si ellos son libres para reclamar, los ciudadanos también lo somos para circular libremente sin que nadie nos torpedee nuestro día festivo. En vez de los neumáticos ellos mismos podían haberse quemado la parte de su organismo que se sitúa en el bajo vientre. A ver si les daba gusto. A ninguno de los setecientos coches que estábamos parados, manos o menos, nos gustó que estos villanos se rieran de nosotros- Entérensen bien, hoy no reivindicaban nada, hoy simplemente jodían (con perdón) a los ciudadanos. Ésta es la diferencia entre el trabajador en conflicto y el guerrillero callejero.
Media Asturias se vio hoy afectada por los movimientos estrambóticos y malintencionados de un grupo de piojosos, que tienen poco de mineros y mucho de cobardes. ¿Por qué ocultan sus caras con pasamontañas, bragas o gorras? ¿Qué pretenden que no se les identifique para que no se descubra que realmente no son mineros? Esos tiparracos forman parte de grupos organizados, dirigidos. y orquestados para la guerra de guerrillas urbana en la calle. Son expertos en desórdenes públicos. Hoy queman unos neumáticos en una autovía haciéndose pasar por mineros. Mañana queman unos contenedores en defensa de sus derechos como supuestos profesores de enseñanza media. Pasado mañana, bajo el disfraz de pensionistas, reivindican la congelación de las pensiones, destrozando escaparates, farolas y todo lo que se encuentra a su alcance. Y así sucesivamente, dependiendo de lo que interese en el momento y de lo que se les pague, naturalmente. Su libertad acaba dónde empieza la mía, la nuestra.
Los tiparracos que hoy me molestaron (mejor dicho, nos molestaron) no son mineros. Los que realmente lo son y quieren defender sus derechos no montan los pollos que montan este tajo de indeseables. Al final, como siempre, lo pagamos los mismos: los ciudadanos de a pie y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que les tocó bailar con la más fea, y no sólo soportar las inclemencias de esta manada de buitres carroñeros, sino las gilipolleces de los nervios de los conductores que padecían las inclemencias de los verracos.