¡Hola a todos/as! Cómo cambian las cosas. A veces pasa que crees que tu vida se ha estabilizado, que has encontrado una cierta comodidad y que vas viento en popa con cierta tranquilidad. Y de pronto te cambian todos los esquemas. De pronto recibes una llamada y tienes que cambiar tu vida 180 grados, de pronto tienes que recorrer 400 kilómetros y empezar una nueva vida, y volver a comenzar, y volver a readaptarte, y se supone que te gusta o que te tiene que gustar porque es lo que has decidido ser, porque es para lo que llevas estudiando y preparándote tantos años.
Por fin puedo decir que soy profesor, por fin es oficial, doy clases en un colegio, y se supone que debería estar feliz, pero llega en el momento en el que más estabilidad había encontrado, en el momento en que más me había planteado mi futuro, el qué quiero ser. Espero que esta experiencia no sea más que el empujón que me ayude a encontrar todas las respuestas.
Bien, después de este repaso de mi vida que sé que a nadie le interesa, vamos a lo que de verdad importa. Hoy os traigo a un grupo al que hace tiempo que quiero traer aquí. Los descubrí en pleno cierre del blog y ahora que he vuelto no he podido resistirme más a hablar de ellos, lo hice de pasada en el Mis canciones de 2018 pero este grupo merece un Mi canción de la semana dedicado a él, un grupo que es fuerza, garra y calma a la vez. Hoy os traigo a Shinova y su Qué casualidad.
Descubrí a Shinova allá por 2016, cuando escuché el tema Volver (cantado a dúo con Rozalén) en una lista de Spotify. Durante un tiempo me limité a escuchar ese tema como algo aislado, sin prestar atención al grupo, pero un día me decidí a bucear y a investigarlo. Y descubrí a un grupazo. Descubrí que Volver, a pesar de que me encanta, no tiene mucho que ver con el resto de canciones del grupo sino que el resto tiene otro aire, mucho más bailable, mucho más cañero (aunque justo la canción que os traigo no es así).
Qué casualidad es un tema mágico. Ya desde ese punteo inicial y ese traqueteo constante de batería te sumerge, te hace cerrar los ojos y al instante pensar en esa persona, esa persona con la que sientes una conexión increíble y con la que a veces no entiendes cómo demonios has tenido tanta suerte para coincidir con ella en tiempo y en espacio.
Esta canción habla de eso, de las casualidades, de cómo el universo gira de manera que no entiendes pero que parece darle sentido a todo, de ese “algo” en el aire que conecta lo invisible, de los hilos que hay entretejidos sin que podamos verlos, invisibles a los ojos, que parecen moverlo todo.
Y es que, con la cantidad de gente que somos en el mundo, con lo grande que es el pajar, ¿no os parece mágico ser capaces de encontrar la aguja que le da sentido a todo? ¿esa persona que nos remueve por dentro? Parece que, como dice la canción, hay algo en el aire formando puntos neutros para que vidas paralelas se encuentren en el centro, que hay algo asociando direcciones, fechas y nombres, orientando los trayectos hacia el momento perfecto. Y es que, ¿cómo concebirlo de otra manera? ¿De qué otra manera puede suceder, si no lo hace el mismísimo universo, el mismísimo aire que nos rodea, ese engranaje tan grande e invisible?
La canción avanza y llega ese épico final que da justo en el clavo, ese éxtasis que nos lleva en volandas y que nos hace dar mil cabezazos al ritmo de la batería, que nos hace cerrar los ojos, abrir los brazos y cantar a plena voz, porque a veces, solo a veces, esa persona parece llegar en el momento perfecto, cuando más la necesitamos, cuando estamos naufragando y necesitamos un salvavidas que nos saque del mar. Como dice la canción: “es la mano que me alcanza en el último segundo, la bengala que nos salva del silencio más oscuro”.
A veces necesitamos simplemente eso, una persona que, en el momento perfecto, nos dé un poco de luz en el camino de oscuridad por el que pasamos, que nos enseñe el camino adecuado. Repito, que en ese momento y en ese lugar aparezca ESA persona es una maravillosa casualidad, una jugada que solo ha podido ser ideada por el mismísimo universo.
En fin, llamadme incrédulo o mil adjetivos parecidos pero me encanta la idea que transmite la canción, el hecho de que exista algún plan elaborado de manera increíble por el cual todo está entretejido y por el que somos capaces de encontrar a ESA persona. El hecho de que, en general todos tengamos a ESA persona esperándonos en algún lugar del mundo y que aparecerá en el momento más insospechado, cuando más la necesitemos, cuando más nos estemos ahogando.
Lo cierto es que creo que, pensar de otra manera, es tener una visión muy pesimista de la vida.
Como he dicho, apenas llevo un par de años escuchando a Shinova, pero ya está ganando los puntos suficientes como para luchar y entrar en mi top 3 nacional. Quien me conozca bien sabe que hace tiempo que Love of Lesbian, Vetusta Morla y Supersubmarina copan ese podio, pero Shinova, al igual que Nunatak, de los que hablaré otro día, están metiendo cabeza a base de codazos y puede que no tarden mucho en conseguirlo.
Puedo decir que alcanzaron la perfección en su cuarto disco, “Volver”, un largo que es una delicia en su conjunto, un listado de canciones que no decae en ningún momento y que merece la pena comprarse, como hice yo, destacando temazos como el mismo Volver, Doce meses, Viajero o El combate del siglo, aunque, en general, todos los temas tienen una fuerza enorme y tienen las letras cuidadísimas.
Su último disco, Cartas de navegación, salió en 2018 y, aunque debo reconocer que al principio me costó digerirlo porque es bastante distinto a Volver, enseguida caí rendido a sus encantos y me enamoré de temazos como Guerra y paz, Expectativas y espejismos, Utopía, En el otro extremo o la canción que da nombre al disco. Considero que este disco no supera al anterior pero creo que, en realidad, no tiene nada que envidiarle.
De este grupo solo me queda verlos en directo, cosa que espero poder hacer este 2019 sin falta, ya que si sus canciones me transmiten esa fuerza en estudio, no quiero ni imaginar qué me transmitirán en un directo. Estoy convencido de que será brutal.
Y con esto me marcho. Espero que disfrutéis mucho con este grupo, si es que no lo conocíais y espero que me podáis seguir recomendando nuevos grupos a descubrir y comentando cuáles son vuestras canciones favoritas, ya sabéis que me encanta explorar nueva música.
¡A seguir escuchando mucha y buena música!
Shinova es una banda de rock alternativo española originaria de Berriz. Desde su fundación en el año 2008, han publicado cinco discos: “Latidos” (2009), “La Ceremonia de la Confusión”(2011), “Ana y el Artista Temerario” (2014) , “Volver” (2016) y “Cartas de navegación” (2018). El nombre del grupo nace de un juego de palabras entre el fonema “chi”-que deriva en shi- y la palabra“nova”, significando esto “nueva energía”.
En el verano de 2008, Ander Cabello y Gabriel de la Rosa se conocen en unos locales de ensayo de Abadiano y deciden comenzar a hacer canciones para colgarlas en internet, sin más pretensión que la de divertirse y dar rienda suelta a su creatividad. Al poco tiempo, viendo la repercusión de esas primeras composiciones, deciden formar una banda con la intención de llevar su sonido al directo, dando lugar a la primera formación de Shinova, compuesta ésta por Eneko Urcelay (batería), Ander Cabello (bajo), Iñaki Elorza (guitarra), Javier Martín (guitarra) y Gabriel de la Rosa (voz). Dicha formación ha sufrido distintas modificaciones hasta quedarse en la siguiente: Gabriel de la Rosa (voz), Daniel del Valle (guitarra), Erlantz Prieto (guitarra), Ander Cabello (bajo) y Joshua Froufe (batería)
Vía Wikipedia
Letra
Hay algo en el aire / que conecta lo invisible / como cuerdas trasparentes /que enlazan lo imposible / Hay algo en el aire / que cambia las mareas / anula las distancias / y entrega las respuestas.
Qué casualidad / alguien ha encendido el faro / cuando iba a naufragar / es increíble qué casualidad / coincidir en estos tiempos, en el mismo lugar.
Ahora que por fin lo vemos claro / ahora que en el mapa hemos trazado una cruz / ahora que las puertas se han quebrado / comprendemos que, si vimos sombra es que
siempre hubo luz.
Hay algo en el aire / formando puntos neutros / para que vidas paralelas se encuentren en el centro / hay algo en el aire / asociando direcciones fechas y nombres / orientando los trayectos hacía el momento perfecto.
Qué casualidad / coincidir en estos tiempos en el mismo lugar.
Ahora que por fin lo vemos claro / ahora que en el mapa hemos trazado una cruz / ahora que las puertas se han quebrado / comprendemos que, si vimos sombra es que
siempre hubo luz.
Lo he notado entre la brisa de mi tierra natal / desde oriente hasta occidente / brillando entre la gente / que se pierde en esta gran ciudad.
Es la mano que me alcanza en el último segundo / la bengala que nos salva del silencio más oscuro / Qué casualidad / qué casualidad / coincidir en este lugar.
Vía Música.com