Elena es una estudiante de segundo de periodismo aparentemente normal y corriente, no es ninguna belleza, ni viene de buena y acomodada familia. Es especial porque tiene ideas especiales, valores... Y comenzará a trabajar en un mundo que carece de ellos, en el que las apariencias importan más que el fondo de las personas. Aunque como en la vida misma... Habrá personas que merezcan la pena.
Elena tiene 19 años y acaba de obtener el puesto de becaria de El show de Luca, un joven de 30 años, presentador televisivo, con fama de rompecorazones. Al principio, ella se muestra distante y reservada con su jefe, pero pronto se enamorará de él, cuando descubre que tiene un pasado terrible que le hace sufrir. Elena y Luca vivirán una historia de ida y vuelta, en la que el enamoramiento de los dos se enfrentará a toda clase de impedimentos.
Que el amor nos salve de la vida es una novela que me ha encantado, os lo digo ya de entrada por si solo os leéis media reseña.
Las razones os las enumero a continuación, pero la más importante ha sido la pareja protagonista.
Elena me ha parecido un personaje magnífico, coherente de principio a fin, y alejado de esas protagonistas ñoñas o demasiado guerreras que leemos habitualmente. Ella es algo así como el justo medio de la heroína literaria, sucumbe sí, pero reacciona
sin estridencias.
Por otro lado tenemos a Luca, la clase de personaje que siempre me atrae, con pose de chico malo, irónico, y en este caso con el delicioso añadido de ser extremadamente culto y citar a poetas como Pessoa o Neruda.
"Se sentó a su lado. Por primera vez desde que había entrado en el despacho vio su cara en la penumbra. Por una de sus mejillas, corría una lágrima. Y eso, a ella, aún le pareció mucho más triste que llorar a mares. Una lágrima sola y triste"Pero no solo los personajes son interesantes, las citas poéticas, el cine, los viajes por Europa y los rincones que nos muestran... La historia en sí me ha mantenido pegada a sus páginas, ansiosa por saber cómo seguía, como terminaba.
Respecto a la narración, impecable. En algunos momentos la prosa se vuelve lírica, sobre todo cuando el que habla es el narrador omnisciente. Respecto a eso: la historia está contada desde dos puntos de vista, el del del narrador omnisciente, ya comentado, y el de Elena en forma de diario virtual y marcado por la cursiva.
En definitiva una historia que atrapa, emociona y lleva escondida una velada crítica y un soplo de fe y esperanza en la humanidad.