Consiste en adquirir plena conciencia, es decir, conciencia de la experiencia presente con aceptación. Se trata de ser conscientes, lo que implica observar en dónde está puesta nuestra atención minuto a minuto. Incluye reparar en las muchas maneras en que nuestras mentes se distraen o preocupan y centrarnos en la experiencia momento a momento.
La plena conciencia permite experimentar la riqueza de los momentos de la vida: olemos de verdad las rosas, saboreamos la comida, reparamos en una puesta de sol y sentimos las relaciones cotidianas con los demás.
Gracias al mindfulness evitamos pensamientos generadores de algún tipo de sufrimiento emocional en los que nuestra mente se concentra en el pasado o en el futuro, del tipo: “Ojalá no hubiera hecho ésto” o “seguro que cojo un resfriado, me horrorizaría tener que pasarme todo el fin de semana en la cama”.
Al descubrir que no hay 2 momentos que sean iguales, todos ellos se vuelven valiosos e interesantes.
Fuente: La solución Mindfulness de Ronald D. Siegel.