Tantas veces he repetido esa frase que ya la uso de coletilla. No obstante, me di cuenta que es parte de la maldición del Hada Madrina.
Cuando uno se convierte en madre -ya sabrá usted y si no pues le cuento- el Hada Madrina le concede tres bendiciones al bebé recién nacido y a la madre le otorga tres maldiciones.
La suerte del hijo depende de la estrella con la que haya nacido en el culo. Las maldiciones de la madre van por igual para todas bonicas. Da igual si somos altas, delgadas, bajas, gordas, buenas o pesadas.
Las tres maldiciones consisten en:
- No dormir de seguido de aquí hasta la eternidad.
- Las preocupación por el retoño será una constante que incluso no terminarán ni casando al ser en cuestión (con la crisis hemos visto que los hijos vuelven a las faldas de los padres y que los nietos son criados por los abuelos).
- La exageración será el mayor don del que se goce siendo madre.
Es así como ésta cualidad- la exageración -se convierte en el séptimo sentido; en esa fuerza de predicción que todo lo sabe y que siempre atina-¡Ni el hombre del tiempo oiga!
Ejemplos sobran:
-Ponte la chaqueta que te vas enfriar: ¡pum! ¿que es lo siguiente que ocurre? pues niño con mocos.
-No brinques que te vas a caer: ¡Plof! golpe asegurado y arnidol untado.
-Deja de jalarle la cola al pero: ¡Zaz! mordidón y lloro que secunda.
Y así los que usted quiera. Las madres nos convertimos en la bola de cristal que todo lo sabe y si no lo predice certeramente.
Mucho me reía yo diciendo: -Menos mal que ya no soy madre primeriza de esas recién paridas que si el niño ronca un poco va corriendo a urgencias por que su hijo hace ruidos raros.
Y así como si nada ayer me comí mis palabras. Sigo siendo primeriza y ¡soy madre exagerada!
Unos cuantos tosidos- por no decir toda la noche ininterrumpidamente- unos lloros desgarradores, unos ojitos al puro estilo gato con botas de Shrek y el corazón se me desgarraba.
-No puedo más ¡vámonos al hospital! ésta niña algo tiene.
Menos mal que uno tiene marido, que frena los caballos de la locura y que me quitó la niña pues ya estaba yo con zapatilla, camisión y rulos en el coche saliendo disparada al hospital.
-¿Que va a tener mujer? ¡Tiene tos!
Es la primera vez en 12 meses que la Critter está malita y cuando la abrazaba llorando sobre mi hombro le juro a usted que no dejaba de pensar en qué voy hacer cuando a los trece años me lloré por que su primer amor no le hace caso, cuando le rompan el corazón, cuando me diga que no sabe que quiere ser de grande, cuando no consiga trabajo o llore por que el jefe sea un grandísimo hijo de su Santa madre, cuando tenga una contracción y me diga que no puede con el dolor, cuando tenga depresión postparto y me de a mi nieto para que yo calme su llanto…
¡Que exagerada! eres ¡Soy mamá!