La hora de salir del trabajo se acercaba, yo estaba muy
preocupada, no sabía que le podía estar pasando, Marisa no tenía secretos para mí.
Cuando salí del trabajo la llame, pero no me cogió el teléfono,
eso me preocupaba aún más, podría ser grave lo que estaba pasando.
Recordé que tenía el teléfono del marido y le llame, el sí que
me cogió el teléfono.
Su voz era de preocupación, me dijo que Marisa no podía
ponerse, que estaban en el hospital haciéndole pruebas, yo intente que me
explicara qué es lo que estaba pasando, pero él no me quiso decir nada.
Sin pensarlo me dirigí al hospital cuando llegue pregunte
por Marisa, me indicaron la habitación en la que estaba. Cuando llegue a la habitación el marido estaba
fuera, cuando me vio se uso a llorar,
me contó un poco lo que estaba pasando.
Marisa tenía un bulto en un pecho y estaban haciéndole pruebas,
mientras hablamos llego un médico, le dijo al marido que el bulto era bastante
grande, pero que aún no sabían si era un tumor maligno, habría que esperar una
semana a saber algo.
Al marido le cambio la cara yo le di ánimos, pero era una
situación muy delicada.
Al rato trajeron a Marisa, al verme se alegró mucho pero a
la vez estaba muy preocupada, no paraba de decir
“Que se iba a morir”