distorsionan los versos
de soledad ajados,
y de cobardes
seudónimos,
cubiertos.
Las anónimas rimas
redujeron la verdad
a la altura de una escoria.
Intentaron mutilar (nos)
-la memoria-
esperando arrancarnos
la Poesía
de cuajo,
gajo a gajo
cuerpo a verso.
Pero el verso,
es verso.
Versos y más versos...
incólumes,
vehementes,
hasta vislumbrar
la luz...
Somnolientos de justicia.
P.S. La imagen de la cabecera es de una de mis maestras: Cristina García Rodero. Aquí, tras su nombre, dejo enlace.