"¡Qué más da lo que digan los espejos!"
Ayer, después de levantarme, he ido al baño para lavarme los dientes y la cara y como siempre, me he mirado al espejo y me ha reflejado la misma cara de ayer y la de todos los días.
Es cierto que llevo una temporada en que el tiempo ha ido dejando huellas en mi rostro y en mi cuerpo, cada vez más marcadas, pero cuando me miro al espejo me siento la misma de siempre o quizás, mejor que siempre. Me he convertido en una mujer madura en todos los sentidos y ésto me hace sentirme mucho mejor de lo que pudiera caber esperar. Hoy puedo mirarme al espejo sin estar tiempo mirando cada marca, cada mancha, cada lunar que me haya nacido. Hoy me miro al espejo para darme los buenos días, sonreír y acicalarme sin la preocupación de cómo tengo mis ojeras en este día. El espejo ha pasado a segundo plano porque detesto ser una esclava de mi aspecto. Intento mantener mi cuerpo lo más sano posible, ¡qué no es poco! limpio y con buen aspecto. Sé que para muchos no soy agradable de mirar (cosa que también me ocurre a mi, sinceramente), pero para muchos también no sólo les resulto agradable de mirar, sino que además admiran mi piel siempre tan bien cuidada y suave, sin apenas vello y la sonrisa que dibuja mi rostro.
Ayer, 5 de agosto cumplí 57 años y siento que voy cerrando otro círculo de vida, de mi vida.
Nací para ir cerrando círculos de vida, hasta conformar mi propio Mandala de Luz, puesto que los círculos de mis otros años vividos van formando círculos concéntricos al primer año de nacida y cada uno de ellos, nos va acercando paulatinamente más a nuestro ser espiritual, o al menos así lo creo yo. ¡Hasta el pastel de cumpleaños tiene forma circular!
¡Quiero compartir contigo, mi estimad@ cómplice, la Felicidad por la Vida que supone cumplir un año más!
Así me felicitó Google:
¡Hasta pronto, cómplice!
* Fuente:Poemas del alma