Un año más llega la hora de hacer la declaración de la renta. En mi caso, llevo haciendo la mía y la de mi marido, desde hace más de 10 años.
Sin embargo, por tercer año consecutivo me encuentro con la desagradable sorpresa que el borrador no es correcto, porque no contempla la desgravación por adquisición de vivienda habitual y mucho menos la compensación a la que tengo derecho por la adquisición antes del 2006.
Tengo que modificar el borrador y… ¡Oh casualidad! No se deja modificar en esas casillas. Invierto dos mañanas enteras en intentar contactar con el teléfono de la Agencia Tributaria que me corresponde y cuando milagrosamente lo consigo, el técnico muy amablemente me dice que sí, que ya, que claro, que lo mejor es que saque cita, que la haga por vía “normal”… Así que me quedo ojiplática y empiezo a preguntarle al amable funcionario, cómo es posible que todos los años pase lo mismo, que ya los años anteriores dejé pedido que esos datos constaran, para así poder hacer las declaraciones por vía “anormal” o sea, aprobando el borrador el mismo día que empieza el periodo voluntario para hacer la declaración y el buen hombre ya me remata con el comentario técnico:
“Lo siento señora, es que salen así por defecto”
Por defecto, por defecto… por defecto teníamos los contribuyentes que mandar a más de uno al paro y al resto devolverlos al colegio por defectuosos, no te fastidia…
¡Que no señores de Hacienda, que no cuela, que les voy a seguir haciendo a Uds una paralela TODOS los años, que bastante me quitan por todos los lados y encima tenemos que estar como los del CSI mirando con lupa el borrador a ver cómo viene “por defecto”!
Porque encima si consentimos el error (que en mi caso siempre es a favor de Hacienda) es responsabilidad nuestra. Ya les vale…
Parece que al final lo más rentable es llevarse el dinero a una isla con cocotero y esperar a la siguiente amnistía fiscal.
Yo sí que los despedía por defecto…