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Que no te pille sentado

Publicado el 30 diciembre 2011 por Jlmon
QUE NO TE PILLE SENTADO
“LA VIDA ES MUY PELIGROSA, NO POR LAS PERSONAS QUE HACEN EL MAL, SINO POR LAS QUE SE SIENTAN A VER LO QUE PASA”
Albert Einstein
Dicen que este ha sido el año de la INDIGNACIÓN lo cual es una muestra del avance de nuestro viejo continente. Hace 100 años hubiera sido el año de la RESIGNACIÓN. Son cosas de la Democracia, pero esta “democracia” en la que nos hemos acomodado confortablemente es una trampa diabólica que te permite indignarte para, poco después, sumirte en la mayor de las resignaciones. No existen conjuras judeo – masónicas, apenas tenemos patéticas imitaciones de un liderazgo inspirador y trascendental incluso los bilderbergianos están desaparecidos, pero tanta mediocridad y cobardía es la que nos condena a la maldita resignación.
En otros tiempos, estas cosas acababan resolviéndose con ese sucedáneo maltusiano que llamábamos “guerras mundiales” o lo que es lo mismo “estado de ausencia total de inteligencia”. Ahora ni tan siquiera queda ese recurso, a menos que pretendamos pasar todos a mejor vida haciendo una dulce y alienante parada en el Purgatorio, camino de los infiernos.
Pero no todo es incertidumbre. Pregunten al mayor de su familia si le gustaría cambiar estos tiempos por los de hace cincuenta o sesenta años… La respuesta siempre será rotundamente negativa, a menos que la demencia senil haya hecho mella irreparable. El dicho “tiempos pasados siempre fueron mejores” no deja de ser una solemne estupidez carente de crédito, un recurso a la melancolía de quien se encuentra camino de la estación terminal. Los tiempos pasados, pasados están y nunca fueron mejores. A trancas y barrancas, con nuestros aciertos y errores, vanidades y soberbias, hemos avanzado, no existe duda. Quizás nuestro pecado capital haya sido creer que habíamos llegado al Walhalla definitivo sin necesidad alguna de pasar por la Yihad. Tanto nos lo hemos creído que hasta la juventud, nuestra juventud, ha pensado que con sentirse y mostrarse INDIGNADOS era suficiente garantía para la catarsis emocional y moral. Aquello que no duele, no cura, hasta esta simpleza hemos olvidado y al hacerlo la hemos omitido de esa memoria colectiva que transmitimos a quienes nos siguen.
La INDIGNACIÓN es el primer estado anímico, pero de nada sirve si no da paso a la REACCIÓN. La simple INDIGNACIÓN deja el camino abierto para la REITERACIÓN de quien o quienes la han desencadenado. Aquello que no duele, no cura y a nuestros jóvenes el dolor y el sacrificio simplemente les horroriza. Hemos educado a las nuevas generaciones en el convencimiento de un progreso indefinido y espontáneo, el triunfo de la Democracia, la Tecnología, la Globalización y esa vieja farsa que es el Estado del Bienestar, el peor de los opiáceos.
La vida es muy peligrosa, pero puede acabar convirtiéndose en algo terriblemente cruel si persistimos en la INDIGNACIÓN.
No podemos dejar de mantener la esperanza y la certidumbre en un futuro mejor ahora que llega un nuevo año. Pero sólo será posible si no nos pilla sentados.

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