Las aguas grises sí que se expulsan al exterior. Concretamente a través de unos mástiles de drenaje que contienen la palabra HOT, ya que estas aletas son calentadas durante el vuelo para evitar su congelación, previniendo así que se tapone la salida.
Para las “aguas negras”, no obstante, el método es otro: los desechos son arrastrados a un depósito general a donde llegan conductos procedentes de todos los lavabos o bien lavabos de zonas cercanas. Tras el aterrizaje, el proceso termina con el vaciado de los residuos en zonas habilitadas por los propios aeropuertos con tal objetivo.
Otro método empleado con menos frecuencia es que el encontramos en las autocaravanas: el componente químico Racasán o el Anotec. Así, el inodoro limpia la taza del váter mediante este componente químico de color azul, llevándolo finalmente todo a un depósito de acumulación situado también bajo la taza. Posteriormente el Racasán es filtrado y mandado de vuelta al depósito de donde salió inicialmente, dejando preparado el inodoro para el siguiente uso.
Este método es el que se empleaba más antes de que se desarrollara el actual, que es, quizá, el que ha promovido la leyenda de las cacas que caen a 10.000 metros de altura. La razón es que, en ocasiones, los sistemas eran propensos a presentar fugas. Estas fugas formaban una bola helada (a tal altura se alcanzan hasta los -50 ºC) de excrementos y líquido azul en el exterior del avión. A medida que el avión bajaba su altitud en su aproximación para el aterrizaje, la bola se descongelaba parcialmente, dejando caer sus restos sobre la tierra.
FUENTE: xatakaciencia