Revista Diario

¿Qué pasó con ella?

Publicado el 17 enero 2013 por Munchkinland
Entré al colegio, que en realidad era la universidad. Ella estaba entre mis amigas, la odiaba. Mentira, no la odiaba. Era bella, yo la encontraba bella, no tanto, no para volverse loco, solo lo suficiente. Tenía un cuerpo delgado, delicado y no perfecto, caminaba con aires de poco peso, aunque honestamente lo relacioné siempre con poco peso de su cerebro. En realidad no la odiaba, ella quería lo mismo que yo, pero yo lo obtuve y vi amenazado mi juguete, por ella, pero no la odiaba, es más ahora encuentro que tuvo suerte, mucha suerte.
Entré angustiada, llorando, desesperada les decía ¡¡en realidad quiero seguir la Ingeniería Comercial!! ¿Es decir? ¡Quería seguir estudiando! ¡Quería aun más! Era muy tarde, ya estaba decidido, había dicho que no y ahora no podía retractarme.
Ella habló entre todas mis amigas, ella a la que yo intentaba odiar, pero que en realidad no odiaba. Era bella, me gustaba su boca, su boca cerrada que tenía un color marrón gris, quizá algo violeta, muy pálido no sé si era labial o eran sus labios. No me gustaba así, su sonrisa, creo que tenía algo de más, unas cuantas cosas de más. Pero era bella, no tanto, simplemente sus facciones eran atractivas y no al mismo tiempo ¿por qué no se habrá fijado en ella? Siempre lo pensé. ¿Será por ese aire que me daba su caminar a que pesaba poco?, al parecer su cerebro no hacía peso sobre la tierra, los brazos le bailaban como sin saber dónde ubicarlos. Pero algo tenía que en el fondo la hacía bella, era su pelo, pelo negro azabache, como el mío, pero en ella resaltaba más con su piel blanca y sus ojos de color y sus labios marrones gris. Era bella, quizá vacía, quizá muy niña aun, no lo sé, pero estaba ahí en ese momento, en ese justo instante.
- No tienes que decir nada, porque yo sé lo que te sucede.
Y me abrazó de un modo sincero, nuestros cuerpos delgados juntos hacían un calor humano de entrega desinteresada que reconfortaba. Me sentía tan segura en su regazo. Sentía cierta culpa de querer odiarla, aunque ¡bah! Ya lo he dicho tantas veces, no la odiaba, simplemente era mi competencia y para mi, era bella, no perfectamente bella, pero algo tenía y eso simplemente le hacía ser bella.
Me entregué a sus brazos desinteresados, era amistad pura, ella simplemente quería dar y yo quería consuelo. ¿Sabes realmente lo que me sucede sin que tenga que decir palabra alguna?. Ella lo sabía todo, no sé por qué, pero lo sabía. No era necesario siquiera decirlo.
Al día siguiente la llamé a su celular, quería agradecerle, quería hacerle saber que era importante para mi su bondad, que automáticamente había pasado a ser parte de la lista de personas que me preocupaban, de las cuales podía hacer cualquier cosa por ayudarlas, así como también lo haría por cualquiera, pero ellos tienen el mayor crédito, por ellos daría hasta lo que no tengo, sin embargo la llamada se cortó y lo que alcancé a hablar con ella fueron escuetas palabras, que no salían del todo, es que aun quedaba un aire de competencia, era mi competencia y quise odiarla.
Una vez en el trabajo, me dieron todos los datos de ella, para ubicarla. La llamé y no obtuve respuesta. No sé el por qué, pero quería hacerle saber que yo estaría para ella, como ella lo había estado para mi. Ella me preocupaba, me importaba, creo que era una una conexión pura y amistad.
Al día siguiente en el casino me encontré con quién solía ser un antiguo novio de ella. Mientras cogíamos nuestra colación hablábamos de mi querer odiarla.
- En realidad creo que tuvo suerte. Le dije al chico, sabiendo muy bien ambos sobre qué estábamos hablando.
- Si, en realidad fue ella, ella notó que él era un idiota y no lo tomó más en cuenta. Yo tuve algo con ella, y es una buena mujer. Decía el chico alegrándose de la astucia de ella.
- Si, pensé. Resultó ser más inteligente que yo.

 

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