Ya de por sí el título de este artículo inspira una suerte de calma y alivio… Que vayan unidas las experiencias dolorosas y las lecciones aprendidas es algo que nos aporta cierta tranquilidad. Hay vida después del dolor para darle aplicación a lo aprendido.En muchas ocasiones te habrás visto sufriendo por algo que crees que no terminará, que existirá para siempre. Un dolor que lejos de extinguirse se enquistará en lo más hondo de tu ser y hará que tu existencia vaya un poco más cuesta arriba. Haciendo el camino cada vez más complicado.Te ves sumergido en una especie de espiral de dolor, que “nunca” termina. Prevés el futuro. Podrías adivinar cómo va a ser tu vida en lo que queda de esta. Pero si pudiéramos desaparecer de ese lugar oscuro y gris donde estamos y vernos desde fuera… veríamos que estamos debajo de una nube negra.
Bueno, de alguna manera esa nube negra somos nosotros mismos. Haciéndonos daño, haciendo gigantes las batallas que estamos luchando. Tiñendo de colores aún más oscuros y saturados nuestra realidad actual. ¿Te has visto así alguna vez? Diciéndote con suma crueldad y convicción que no vas a salir de esta. Que no podrás recuperarte de semejante dolor del alma…Créeme, lo harás. Te recuperarás. Las experiencias dolorosas que vives (rupturas de pareja, duelos, decepciones…) se van filtrando en tu persona. Es como si tuviéramos dentro nuestro una especie de colador de las lecciones que al final deberemos aprender. Un colador en el que se van filtrando los aprendizajes.
Al igual que es normal salir de este sufrimiento y aprender de él. A veces nos costará más esfuerzo y otras veces menos. En cualquier caso, no te olvides de tu propia experiencia y de las veces que también pensaste que estabas en un barco que no volvería a salir a flote. Quizás pienses que ahora estás peor que entonces o que nunca te había pasado en ese apartado de tu vida, pero créeme cuando te digo que las reglas son parecidas… que todo lo que baja también tiende a subir y que cuando esto pase agradecerás no haber tirado la toalla.