El enorme agujero, de sesenta metros de profundidad y treinta de diámetro, que se formó en una zona residencial del norte de la capital guatemalteca fue presentado como un sumidero o dolina (sink hole), una depresión natural en la superficie causada por procesos kársticos. «Sí, se parece mucho a un sumidero», explica a Discovery News Sam Bonis, un geólogo que trabaja en la zona y que ya vivió algo semejante en 2007. «Hace unos años advertimos de que esto podría suceder de nuevo», señaló. Y así ha ocurrido.
Los sumideros se refieren a áreas donde el lecho rocoso es sólido, pero ha sido destrozado por aguas subterráneas, formando un queso suizo geológico cuyos contornos son casi imposibles de predecir. Este fenómeno Ocurre en regiones rocosas formadas por caliza y arcilla que han sido devoradas por aguas subterráneas. «Cuando el agua fluye de la escorrentía de aguas pluviales, el alcantarillado o cualquier tipo de corriente fuerte, carcome el material del suelo. No sabemos cuánto tiempo puede pasar antes de que éste se derrumbe».
La situación en Guatemala es peligrosa. La mayor parte de la ciudad está construida sobre un terraplén de piedra pómez, como partículas de grava depositadas durante antiguas erupciones volcánicas. En algunos lugares, los desechos se amontonan sobre casi 200 metros de espesor, llenando lo que de otro modo sería un valle en forma de «V» sobre un lecho de roca. En el fondo, hay más piedra pómez. «Hay muchas posibilidades de que esto ocurra de nuevo en cualquier lugar de la ciudad», confiesa Bonis.
El área, que se encuentra custodiada por decenas de agentes de la Policía Nacional Civil (PNC), soldados y personal de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), estaba totalmente desolada y sólo algunos vecinos aparecían presurosos para desocupar residencias aledañas.
"No tenemos otra opción más que irnos y buscar otro lugar donde vivir, mientras se determina qué pasará. Hay mucho miedo entre los vecinos, porque se teme que haya otro hundimiento", dijo a EFE Aníbal Juárez, uno de los últimos vecinos en desocupar su casa. Geólogos de la Conred iniciaron ayer la investigación científica sobre la formación de este hoyo gigante para conocer la situación del subsuelo y establecer las verdaderas causas que lo originaron.
Por medio de un radar de penetración de subsuelo (GPR) introducido ayer, los expertos han logrado establecer que no existen cavernas en el interior, pero la arena volcánica en los alrededores les ha impedido realizar un estudio completo. La explicación preliminar que las autoridades dan a la formación de este cráter, que tiene un diámetro promedio de 21,5 metros y una profundidad de 31,2 metros, es que fue el resultado de una carga excesiva de agua en el terreno, originada por las torrenciales lluvias.
El agujero se tragó una residencia de tres niveles donde funcionaba una fábrica de ropa, aunque los trabajadores ya no estaban en el lugar en el momento del hundimiento. A simple vista, da la impresión de que la construcción, que se encontraba ubicada en una esquina, habría sido perfectamente "cortada" por una sierra gigante y separada de las residencias vecinas que no cedieron al socavón.
Las autoridades señalan que en el lugar del hundimiento existe un colector del sistema de drenajes de la capital guatemalteca. "Nos dijeron que van a tardar 12 a 18 meses en tapar el agujero, pero yo ya no sé qué creer. No regreso hasta que me aseguren que todo está bien", dijo María del Carmen de Ramírez, una mujer que hace 60 años vive en el barrio y cuya casa era vecina de la fábrica de ropa que fue a dar al fondo del socavón..
Fuente: ABC
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Si bien la aparición repentina de estos inmensos forados ha despertado todo tipo de teorías –que llegan incluso hasta la supuesta presencia de bases de ovnis- los geólogos señalan que podrían ser provocados por un fenómeno de erosión kárstica, una depresión natural que se registra a nivel subterráneo y que devora las zonas rocosas de caliza y arcilla, como consecuencia de las corrientes subterráneas de agua que terminan por provocar derrumbes masivos.
Sin embargo, este tipo de situaciones no son nuevas en Guatemala. En febrero de 2007, dos personas murieron, una fue dada por desaparecida y otras 720 debieron ser evacuadas por un hundimiento similar registrado en un popular barrio del norte de la capital. Dos años después, las autoridades rellenaron el hoyo con materiales sólidos y concreto, en lo que invertieron cerca de 1,5 millones de dólares, pero declararon inhabitable la zona.
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