Se dio cuenta de que ya no era una niña al primer golpe de realidad.
Tapó sus ojos prometiéndole que sólo era un juego de niños. Aquello le trajo a la memoria recuerdos de su infancia: la gallina ciega, el escondite... Una risilla nerviosa se escapó de su boca entreabierta.
Se dio cuenta de que ya no era una niña al primer golpe de realidad.
Se dio cuenta de que ya no era una niña al primer golpe de realidad.