El amor se sirve en bandeja de plata
y con la mirada puesta en el prójimo.
Conocemos a Teo y a su familia desde hace unos cuantos años. Los hemos visto en las alegrías y en las penas, y siempre me sorprende cómo se crecen en las penas. No conozco a una familia tan golpeada por la desgracia como la de mi amigo; pero tampoco conozco a una familia tan llena de gozo de Dios. Siempre una sonrisa, un consuelo, un agradecimiento por las bendiciones recibidas. Y luego… se multiplica exponencialmente el amor que emanan. Cuando se tienen tantas ganas de amar, es necesario buscar en quién desbordarnos, y allí sembrar la semilla del amor incondicional. Unos lo hacen mediante obras de caridad, otros prefieren a los animales; pero para mi amigo Teo, la adopción fue el paso lógico a seguir.En ocasiones nos sentimos que el amor apenas nos alcanza para los nuestros, y despotricamos contra otros ante la menor provocación. Por eso es importante vivir dentro de una relación saludable, que promueva el crecimiento espiritual, que fluya ante la adversidad, y que abone esa semillita que sembraron en nosotros alguna vez. Para los que pertenecemos a alguna iglesia, es imprescindible que renovemos nuestra fe con frecuencia, visitando a Nuestro Señor y recibiéndole en nuestra vida.
Así que, gracias Teo, porque siempre miro hacia ti cuando pienso en cómo quiero ser cuando sea grande ;-) Los quiero mucho y les deseo éxito en esta nueva empresa de amor.