Sigo siendo exactamente la misma que el domingo pasado.
Con un poquito más de resaca de la habitual, pero tampoco bebimos tanto.
Me acompañaron los animalitos del mar y un buen Moët Chandon, luego algunos vodkas rojos, para no perder la costumbre y seguir salseándole a la vida. Echándonos la penúltima canción y moviendo los pies...
Llevaba aún en la boca el saborsito del algodón de azúcar. Y algún Santero amigo se llevó una lista, y congeló a todos aquellos a los que no había que abrirle las puertas en 2013, que el fin de 2012 me llegó peleón.
Y esta mañana... al regresar a casa, y antes de dormir, como siempre me puse los cascos y eché a andar vagando con la soledad de una gata a la que siempre le gustó deambular por los tejados.
Y el tango, y sentir el violín en el corazón de esta judía, y la puta lluvia fueron como una regeneración.
Pero que no sirva de precedente...
Pensé en esta España mía y nuestra... Y la vi así...
En nosotros cabrá no dejar que nos la sigan toreando. Ni que le den la puntilla.
Nos quedan aún tantas cosas por hacer... y tan poco tiempo!!!
No lo desperdiciemos en lamentos.
La rutina en el corazón es como una carroña a los sueños a los que cobardemente les dimos la espalda.