Contando de una manera fresca y actual, las aventuras de Dafne y Diego. Dos protagonistas de a pie, que podríais encontrar en cualquiera de vuestras calles, Olga Salar nos transporta a su visión de como uno puede encontrar el amor de la manera menos esperada.
Dafne es una joven atractiva, con talento, pero bastante dada a las desgracias. Tiene un problema: es bastante patosa. En uno de esos descuidos conoce al que vive enfrente de su puerta, el vecino de al lado es un interesante policía nacional con el que se deberá encontrar, tras quedarse encerrada en paños menores en el propio balcón de su casa. El pretexto de un calendario solidario les servirá a estos dos protagonistas, para entablar una relación que podrá ir más allá si ellos lo desean. La verdad, no soy un gran fan de estos libros cortos, pero por ser Olga, y teniendo como aval el talento que tiene, me aventuré en su lectura. Para mi sorpresa, me encontré con dos personajes muy cercanos; Dafne y Diego son dos jóvenes que perfectamente podríamos encontrarnos en nuestra calle viviendo su propia historia. El es policía y ella una fotógrafa de éxito. Como he dicho en anteriores publicaciones suyas, Olga nuevamente demuestra la facilidad que tiene para configurar lo que a mi parecer son unos diálogos ocurrentes, frescos y con un gancho inmenso. Narrar, tampoco es su punto débil, pero desde luego lo que más destaco es la calidad en los diálogos y la interacción de sus personajes. Hay momentos entre ellos, que desde luego son para morirse de la risa. Me gusta mucho como Diego, tras saber el tipo de pensamientos que tiene Dafne con las relaciones serias, poco a poco va tratando ese tema hasta que ella misma se da cuenta de que quiere algo más serio. Cierto es que Dafne tiene muy claro y unos principios muy establecidos en los cuales, las relaciones serias, no entran en sus esquemas dadas las enseñanzas de su madre. Nuevamente, la gran virtud o el gran problema de Olga son sus secundarios. Pablo, el amigo de Dafne y su hermana son dos personajes que cargan a la novela de un humor inmenso. En ocasiones incluso compartiendo protagonismo con el elenco principal. Es bueno, porque Olga sabe dotar a sus secundarios de gancho, pero claro, creo que hay que saber diferenciar quién es el que realmente importa en la historia. El gran pero, lo veo en la extensión de la obra. Sé y me consta que tanto la editorial como la autora prefirieron concebir esta obra como corta, pero como lector pienso que esta historia tenía un potencial muchísimo mayor del que ya tiene y nuevamente me quedo con ganas de más. Saber qué pasa con sus vidas y desde luego más trama de sus secundarios, siempre y cuando tengamos claro que son secundarios. También es cierto que la dificultad de hacer una trama adictiva en un número de páginas tan reducido era enorme y lo ha sabido solucionar y defender a la perfección, La carga erótica en este libro es bastante buena y sugerente, creo que ya voy viendo a la Olga más atrevida y transgresora. Y como momento a destacar, es una frase que dice Diego por la cual estuve como una media hora partiéndome de la risa. Muy amablemente la autora me pasó unos capítulos extra, bastante, pero bastante interesantes, deberían haber sido introducidos en la obra, pero no pasa nada. Al ritmo que lleva, nuestra Olga tendrá este libro en papel bien prontito.