Esta semana empecé a ejercitarme en fantasear con mi bebé, en condición bebé, porque mis fantasías suelen situarla más grande; a veces mucho mayor. Usualmente la imagino en el asunto de desayunar, de la escuela, de la ropa, de salir con sus amigos... así que me puse a imaginarla recién sacada de la barriga, pegada a mi pecho, succionando leche. Fue la imaginación más real de las que he tenido. La vi con nitidez. Le vi un rostro -casi nunca-. Sentí que la amaba. Siempre pienso que la amo, pero esto fue diferentemente real.
Silvia Parque