Revista Diario

Querido rufo

Publicado el 24 septiembre 2012 por Lopoma
Querido Rufo:
Aunque sé que nadie es inmortal, no imaginé nunca lo que sería tener que escribirte esta carta. Tu pérdida me está resultando muy difícil de asimilar, aunque sé que has tenido una vida larga y plena, llena de felicidad, en la que nos has querido como muy pocos seres son capaces de querer... y en la que te hemos dado todo el amor del mundo.
Tengo en mi memoria muchos recuerdos, de todos estos años que pasamos juntos (18 años y medio, nada menos) y me gustaría compartir parte de ellos en esta carta-post que te dedico con todo mi corazón.
QUERIDO RUFO
Llegaste a nuestras vidas en el mes de junio de 1994, cuando tenías tan sólo un mes y medio de vida. Fuiste un regalo que un amigo de mi padre le hizo en Asturias. La verdad es que fue toda una sorpresa verlo aparecer en casa contigo, te traía en brazos, pegada tu cara a la suya y hasta hicimos la broma de que os parecíais un poco, en los rizos del pelo. Recuerdo que aquél día estaba la tia Very en casa (como siempre que pasaba algo) y las dos nos levantamos corriendo del sofá para achucharte y verte bien de cerca. Luego apareció mi madre, dando gritos y diciendo "¡Jose, otro perro no puede ser, que ya tenemos a la Chula!"; ¿Te acuerdas de Chula? ella fue quien te adoptó como mamá, un poco obligada jajaja pero lo hizo, no hay más que ver como te dormías enroscado en ella, aunque eso sí, siempre con un ojo medio abierto, para ver lo que hacíamos los demás.
QUERIDO RUFO Recuerdo cuando te ví esa primera vez... eras tan pequeñajo, tan peludo y tenías unos ojos tan expresivos y vivarachos... eran tu seña de identidad, siempre decíamos que esos ojos no parecían de un perro, eran ojos humanos...
QUERIDO RUFO QUERIDO RUFO
A pesar de las negativas de mi madre a que te quedaras en casa, finalmente te quedaste. La primera noche, de hecho, dormiste en la cabeza de ella, fue la única forma de que estuvieras tranquilo y  te lo consintió. Los primeros días fueron muy divertidos, mi madre te preparaba papillas como si fueras un bebé y hasta improvisó un biberón con unos guantes de látex, a los que les hizo unos minúsculos agujeros, de los que tu chupabas la leche. Y cual fue nuestra sorpresa, cuando un día, vimos como le robabas cachitos de alitas de pollo a Chula, ante la perplejidad de mi madre, que no daba crédito a lo que estaba viendo, nos dimos cuenta ese día que estabas creciendo.
QUERIDO RUFO Cuando te llevamos al veterinario por primera vez, fue cuando descubrimos de la raza que eras, ya que en nuestra ignorancia, pensábamos que eras un cachorro de caniche y fue el veterinario quien nos dijo que eras un precioso ejemplar de perro de aguas y que tenías un excelente pedigree. A mí poco me importaba si eras de raza, si tenías o no pedigree, yo estaba enamorada de tí, de lo gracioso y cariñoso que eras, de tus ojitos, de tus andares y manías.
QUERIDO RUFO QUERIDO RUFO
Pasado un tiempo, Chula nos dejó y gracias a tí, pasamos un poco mejor ese mal momento, ya que a ella, también la quisimos muchísimo. En ese momento pasaste a ser el rey de la casa, todos los mimos eran para tí.
QUERIDO RUFO QUERIDO RUFO Nunca quisite llevar collar y correa, eras un rebelde pero lo cierto es que eras tan listo y obediente, que no hacía falta. Yo te llevaba conmigo a todas partes y tú siempre ibas a mi lado, sin separarte... y cuando lo hacías un poco, enseguida parabas y echabas la vista atrás para ver donde estaba y dabas la vuelta hasta alcanzarme y cuando lo hacías, empezabas a dar unos saltos enormes. Yo me agachaba y jugaba un poco contigo y tú, tan agradecido como has sido siempre, me llenabas la cara de lenguetazos, muchas veces lo hacías sin darme cuenta y alguna vez he llegado a sentir tu lengua en mi campanilla y aunque en el momento me enfadaba mucho, luego me hacía mucha gracia. QUERIDO RUFO QUERIDO RUFO QUERIDO RUFO QUERIDO RUFO Tu primer amigo se llamaba Rony, era el perro de mis amigos Iago y Alúa, que vivían en el edificio de enfrente; nos llamábamos y bajábamos juntos con vosotros, ¡que bien os lo pasábais! y como os queríais... Jugando con Rony me diste el primer susto; todavía recuerdo todo lo que lloré ese día. Como os gustaba tanto correr por el campo y Rony era mucho más pequeñajo que tú, se metió por debajo de una portería que estaba tumbada en el suelo y tú, sin pensarlo, seguiste sus pasos, sin darte cuenta que tu tamaño te impedía poder pasar por ahí. Te clavaste en el ojo un hierro de la portería y yo al ver la sangre, casi me desmayo, me dio tal ataque de nervios en plena calle, que no había forma de poder calmarme. Finalmente, el veterinario te curó y tú seguiste conservando esos ojitos tan lindos. QUERIDO RUFO También recuerdo que corrías tanto, que nadie era capaz de alcanzarte. Y te gustaban tanto las pelotas... es que no había nada en el mundo que te gustara más (bueno, miento... el queso). Si los chavales estaban en la calle jugando al fútbol, tú también y ellos encantados, alucinaba todo el mundo contigo. También me acuerdo que me hiciste pasar otro mal rato, cuando jugando con los chavales al fútbol, te entró tal frenesí, que el balón se fue hacia la carretera general, donde circulaban a diario millones de coches, camiones, autobuses... y tú, para allí te fuiste de cabeza, siguiendo al balón. Todos corrieron para salvarte, pero nadie fue capaz de alcanzarte, menos mal que el balón hizo parar a los coches y los chavales de la calle, corrieron para cogerte y seguir parando los coches... ¡hay que ver Rufo, la que liaste! Yo no fui capaz ni de moverme, pensé que no te salvarías y me entró tal estado de pánico que me quedé plantada en el medio de la calle dando gritos como una loca. Cuando ví que te traían en brazos, no podía parar de llorar y darte besos, aunque también me enfadé mucho contigo.
QUERIDO RUFO QUERIDO RUFO QUERIDO RUFO QUERIDO RUFO QUERIDO RUFO La verdad Rufo, es que has sido un perro muy peculiar. ¿Te acuerdas que no te gustaba beber agua del bebedero? Cuando tenías sed, ibas a la cocina y te subías con las dos patitas delanteras al mueble donde estaba el fregadero y había que abrirte el grifo, cogerte en brazos y tú bebías de ahí... ¡que consentido te teníamos! y lo que me costó sacarte la costumbre dichosa. QUERIDO RUFO QUERIDO RUFO QUERIDO RUFO QUERIDO RUFO Cuando tenías 4 años decidimos que era buen momento para tener un perro más en casa y entonces llegó Elvis. Los primeros meses fueron complicados, tú no lo querías ni ver, imagino que sentirías celos y en cierto modo, supongo que pensabas que te habíamos destronado. Llegamos a estar preocupados, porque estabas muy triste y hasta nos sentíamos culpables por haber traído a casa a Elvis. Pero eso fueron los 3 primeros meses, porque después, Elvis se convirtió en tu gran amigo del alma, no podías vivir sin él, lo adorabas y él a tí igual, eraís cómplices de fechorias y de todo y os teníais un amor inmenso. QUERIDO RUFO QUERIDO RUFO No sólo yo te he querido mucho. También has sido el "niño bonito" de toda la familia, porque a pesar de todos tener sus mascotas, tú eras especial para todos nosotros. Te echabas la siesta (tú y Elvis) con el tio Pedro, que además compartía sus tabletas de chocolate con vosotros... no me extraña que lo quisierais tanto. Y él a vosotros, sobre todo a tí. ¿Recuerdas como se puso cuando te vio hace unos años, tras varios sin verte? se tiró al suelo y te abrazó, luego llegó Elvis y el abrazo fue a tres bandas, decía todo el rato "ya me puedo morir tranquilo porque os he visto", mientras le caían lagrimas por su cara y tú le llenaste de besos durante largos minutos. QUERIDO RUFO QUERIDO RUFO QUERIDO RUFO QUERIDO RUFO QUERIDO RUFO Hace 5 años llegó Lucas a casa y pasó lo mismo que con Elvis, no lo querías ni ver y como no podía ser de otra manera, Elvis y tú os aliasteis y durante mucho tiempo lo despreciasteis, hasta que él se ganó vuestra confianza y aunque de vez en cuando peleabais un poco, en la calle sobre todo, porque en el fondo, tú y Lucas os parecéis mucho (será porque sois de la misma raza o no sé, pero es así) y a él le encantaba hacerte rabiar, pero tú te imponías y sabías hacerle ver cual era tu sitio en la manada. QUERIDO RUFO QUERIDO RUFO
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QUERIDO RUFO En fin Rufo, 18 años y medio son muchos años para un perro, por lo tanto, son muchos los recuerdos que tengo de tí. Ahora tendré que pasar mi duelo para poder recordar todo y al hacerlo, no estar tan triste como estoy, me está resultando muy difícil escribir esto, pero no quería dejar de decirte lo importante que has sido en mi vida, lo mucho que te he querido y lo mucho que te querré siempre. En casa hay un vacío enorme sin tí y no habrá nada que sea capaz de llenarlo. Elvis y Lucas te buscan por la casa, te echan de menos, ellos también tendrán que aprender a vivir sin tí, mi corazón. Rubén también está muy triste, te quería mucho y eso que cuando lo conociste lo "odiabas", no querías que nos abrazáramos, besáramos... sentías celos, porque sabías que yo tenía ahora que compartirte con él y eso lo llevaste un poco mal... pero después os convertisteis en grandes amigos y tu último beso fue para él, seguro que con eso quisiste decirle que nos cuidara, porque te ibas. QUERIDO RUFO También quiero darte las gracias por haberme dado tanto cariño en momentos malos que he tenido en mi vida. Tú sabías cuando era así, no te separabas de mi lado y me dabas todo el cariño del mundo. También te doy las gracias por haber cuidado de Marita (mi madre) cuando estuvo tan malita durante años y por haber ayudado a mi tia Very, recién operada, a ir al baño, te pusiste a dos patas y le ofreciste una para que se apoyara en tí y así consiguió llegar al baño (esto tenía que decírtelo porque si no Very se iba a enfadar, ya que lleva un montón de años contándonos tu azaña). Gracias por tu alegría, por haber jugado tanto con nosotros, por tus besos, tus miradas, tu agradecimiento, por ser tan fiel, por ser mi perro y haber exisitido... sobre todo, GRACIAS por haberme querido tanto. QUERIDO RUFO Desde ayer, tus cenizas están ya en casa, porque no queríamos que dejaras de estar aquí, con nosotros, donde más te gustaba estar, porque tú, mi querido Rufito, mi perriño de mi corazón, siempre serás parte de esta peculiar familia.
QUERIDO RUFO QUERIDO RUFO QUERIDO RUFO QUERIDO RUFO QUERIDO RUFO Te queremos. Hace una semana que mi perro Rufo se fue (el 7 de septiembre), dejando un gran vacío en mi vida y quería hacerle un pequeño homenaje de esta manera. Los que tenemos o hemos tenido mascotas, sabemos lo que se siente por ellos. Forman parte de la familia, o al menos en mi caso, si que es así, por lo tanto cuando uno de ellos falta, se pasa francamente mal y es el tiempo el que puede hacer más llevadera su pérdida. Rufo ha sido un perro muy especial para toda mi familia materna, en la que hemos tenido muchas mascotas, pero pocos han sido tan carismáticos como lo era él. Además, ha tenido una vida muy larga, porque han sido más de 18 años y siempre conmigo. Yo era una niña cuando llegó a casa y ambos hemos crecido y compartido muchas cosas juntos.
Lo que me hace muy feliz es que ha sido un perro muy querido, alegre y que no ha sufrido enfermedades, ha sido un campeón hasta el final. Durante un tiempo, voy a bloggear poco, tengo algunos post programados para la semana que viene, pero os pido disculpas porque no voy a poder pasar por vuestros blogs en unos días, hasta que me reponga un poco. ¡¡Muchos besos!! 

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