
La receta de hoy la solían poner en un bar cercano a mi casa, pero nunca conseguí que el dueño me diera la receta ni el tipo de queso que usaba, además por aquella época tampoco había por internet tantas webs de cocina donde buscar recetas, aunque aun hoy no he encontrado exactamente esta receta en ninguna, aunque también podría ser porque tenga otro nombre. Más que la receta, lo que me costó encontrar fue el tipo de queso ya que los ingredientes en principio saltaban a la vista y por ese entonces no conocía el queso feta que es el que después de probar distintos tipos de queso y tras recomendármelo un amigo, me dio el resultado deseado, ya que lo necesario es que este no se derrita fácilmente al hervir el aceite.
INGREDIENTES:
250g. de Queso Feta.
1 Cabeza de dientes de ajo.
1 guindilla
100 cl. de aceite de oliva
PREPARACIÓN:
Comenzamos troceando el queso feta en dados de no más de un dedo de grosor y aproximadamente dos por dos centímetros (más o menos) y añadiéndolo a una cazuela de barro, continuamos troceando en rodajas finas los ajos y las guindillas y añadiéndolos también a la cazuela y añadimos aceite hasta prácticamente cubrir el queso.
Por último lo metemos todo al horno previamente precalentado a 220º durante 20 o 25 minutos y listo. Como sugerencia para tomarlo, caliente untado encima de pan tostado con un poco de orégano queda genial.