Niña Pastori
El Universo eres tú.
Este es un amor tan sobrecogedor que no debería llamarse así.
No existe una palabra para definirlo, yo no la encuentro.
Como describir que todos los momentos de felicidad que hubo en mi vida me llevan a ti, a tu felicidad, a tu complicidad, a tu descanso, a tu sonrisa, a tu bienestar…
Si la vida es un “sin sentido”.
Si es el caos envuelto en un papel de tristeza.
Si la vida no es otra cosa que tu propio llanto, que permanece en mi corazón y me da esta razón, y me da cualquier otra.
Tú me das ese paso y tú me das ese empujón.
Este es un amor tan sobrecogedor que no tiene nombre. Si pudiese ser un sustantivo sería el infinito, sería la luz, seria la sangre.
Cómo describir que cuando siento que no voy a poder reponerme, me doy cuenta de que todavía tengo sueños para ti.
Aún espero tu alegría, y tu permiso para poder formar parte de tu dignidad, y espero tu orgullo…
Sueño con tu paz, y con que te amarres a esa luz que imaginas. Y te veo triunfante mientras me escondo en este fracaso de soledad. Donde te veo a ti y a nadie más.
Te pido perdón por ser como soy. Por hacerte daño.
Por ser como un agujero negro que no puede recibir más energía que la tuya propia.
Perdóname por fallarte, por no darte la alegría que necesitas.
Perdóname si no estoy aquí, donde tú quieres que esté,
perdóname si no estuve allí, donde tú querías que estuviera.
Siento mucho tu dolor, cómo no voy a hacerlo si es el mío propio.
Lo siento Guillermo, lo siento hijo mío, lo siento mi amor.
14 abril de 2008