Sencillamente nadie. Acabada la explicación no hace falta escribir más. ¿O sí? Todos hemos visto en las señales de tráfico, los semáforos, las farolas, las paradas de autobús unas hojitas blancas pegadas con cinta aislante. Sabemos que existen, aunque ya no recordamos cuando las vimos por primera vez y nos detuvimos a mirarlas. Una señora en paro que busca trabajo, un transportista, un joven que da clases, un piso que se alquila… Y ahora pasado ya mucho tiempo solo las volvemos a leer cuando esperamos que cambie el semáforo, cuando esperamos al autobús o pagamos el parquímetro.
Nuestros tuits son algo parecido al menos en la perspectiva humana, ya que la perspectiva máquina tiene otro calado e importancia. Al principio y al ser nuevos usuarios, todos los tuits nos deslumbran, nos tienen informados de todo lo que ocurre, de todo lo nuevo. Nos enteramos de eventos interesantes, de sitios donde comer, de marketing, coach, liderazgo y hasta de yoga. Pero poco a poco vamos siguiendo a más personas, y más personas nos siguen hasta que llega un momento que no podemos estar al tanto de todo lo que sucede. O gestionas tus listas, o haces búsquedas selectivas o no ves casi nada. Eso mismo pasa con nuestros tweets/tuits cuando los publicamos, al final son como esos millones de papelitos blancos que adornan el mobiliario público en las ciudades. ¿Quién los lee? ¿Quién nos lee? El transeúnte que por primera vez visita la ciudad y tiene curiosidad, o el que se detiene a cruzar una calle o esperar un autobús. Nuestros tweets lo mismo, los ve el que se conecta el mismo segundo en el que publicamos, el que nos acaba de seguir, o el que espera en algún sitio y mira su móvil para pasar el rato.
Por lo tanto bajo mi experiencia y modesta opinión. ¿Para qué vale twitter? ¿Cuál es el principal valor de esta red social? Pues básicamente el de conocer personas, con nuestros mismos intereses, anhelos, sueños y gustos. También se puede utilizar para vender, para vendernos, para opinar, para reflexionar, para cacarear (léase RT de RT). Pero su verdadero potencial es conectar personas.
No retuites a cabezas de chorlito, gurús, expertos, famosos, políticos (salvo si quieres llamar su atención de algún modo). Twittea con tu opinión, con tu raciocinio y entendimiento. Si quieres venderte, hazlo a tu manera, si vas a compartir información o una noticia, regálanos en pocas palabras tu opinión. No llenes las farolas de twitter de carteles de copias de copias. Llénalas con los colores de tu palabra, de la que sale de tu esencia, de tu persona. Es la única manera para que te encuentres y que encuentres tú la persona o personas que de verdad te pueden aportar en tu vida. Luego tendrás que filtrar, pero esa es otra historia.
¡A tuitear! Pero esta vez tú.
PD. Tus enemigos, esos que te envidian suelen ser tus mejores seguidores de twitter. Tuitea con sentido común