Estoy feliz en mi nuevo hogar. Superado el periodo de adaptación de B a un entorno diferente y habiendo asimilado -ambas- que su papá no pude venir todos los días, solo un "pero" le pongo a la temporada.
El Internet es una lata.
No siempre, pero muchas veces. Hay momentos en los que funciona de lo mejor y casi me felicito por el ahorro relativo que supone usar el Internet del teléfono. Hay días bastante malos, en los que no consigo estar un buen rato conectada con normalidad. Hoy he preferido ir a rentar una máquina para poder trabajar.
Creí que solucionaría el asunto pagando por más megas, pero no; de hecho, creo que ha empeorado... O será que pasada la satisfacción de saber que podía conectarme, "quiero más". Y no es que esté deseando oír mis recetas, aunque incluso B las pide; tampoco pretendo practicar mi inglés en Duolingo, aunque me gustaría; solo quiero poder trabajar en cuanto decido que es momento de empezar, poder consultar mis correos electrónicos un par de veces al día, pasear un poquito por la blogósfera y publicar aquí.
Ustedes que tienen conexión normal y velocidad apropiada para vivir en el siglo XXI: aprovechen.
Silvia Parque