—No, padre.
—Si no confiesas tus pecados, si no te arrepientes, podrías acabar en el infierno. Y allí permanecerías para siempre.
—¿Qué encontraré en el infierno, padre?
—Fuego eterno, tortura, pena, dolor...
—No me confesaré, padre. Quiero disfrutar —dijo Leopold von Sacher–Masoch.