Quimera del cielo propio

Publicado el 19 diciembre 2015 por Rogger

Deja que las gaviotas se vayan.
Deja que busquen sus aires.
Menos fríos y más lejanos.
No grises y sí amables.
Deja que las gaviotas dejen de soñar
en estos rumbos
y se vayan por aquellos.
Que crucen los mares hasta robarse
las auroras increíbles
y los blanquísimos arrecifes.
Deja que sus picos besen
las pulpas carnosas
y las tibias axilas
del poniente.
Deja que se mueran de pena
ante la certeza de un adiós
y resurjan orgullosos
sobre las siluetas de un nuevo día.
Que griten de placer al penetrar el agua;
que, exhaustas, duerman su delirio en algún árbol.
Deja que los cielos se confundan
ante los ojos del recuerdo.
Que hurguen y descubran ese mismo cielo
de pobres y ricos, de griegos y andinos.
Que aprendan que la tierra gira y regresa.
Que no existe la quimera del cielo propio,
del azul excluyente.
Deja que la gaviota busque nuevos cielos
una y otra vez.
Deja que viva y muera en el intento.
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