Pues ya que se ha prendido la mecha después de este largo paréntesis navideño que casi enlazamos con la primavera seguiremos avivando la llama para que no se apague, que en este blog, tenemos tanta libertad a la hora de publicar o no que a veces las pausas se nos alargan demasiado sin darnos cuenta. Menos mal que Ana cumplió años.
Ya que no había tema concreto con el que enlazar este miércoles me he dado una vuelta por algunos medios digitales y he visto que hoy han hablado Trump y Rajoy. Conversación corta dicen, quince minutos, cinco menos de lo previsto, aunque a mí se me harían muy largos solo cinco minutos con el nuevo presidente norteamericano, como se me haría muy larga cualquier conversación obligada.
Pero bueno, era nuestro dicharachero presidente el que tenía que conversar, y teniendo en cuenta que en los quince minutos tenemos que incluir cada vez que los intérpretes tenían que traducir las frases de cada uno, no sé cómo les ha dado tiempo a hablar de la próxima cumbre europea, de la OTAN y que Rajoy haya podido ofrecerse como “su interlocutor en Europa, América Latina, Norte de África y Oriente Medio”, que ahí yo creo que Mariano se ha venido arriba, porque con lo que le cuesta ser interlocutor en su propio país no me lo imagino en otros países y otros idiomas.
Supongo que estas cosas se hacen siempre, lo de que un nuevo mandatario de un país superimportante como USA llame al resto de mandatarios para presentarse y saludar. Y me imagino a Trump sentado en su ahora dorado despacho oval con sus asesores pasándole los guiones de cada llamada y situando cada país en un mapa para que sepa dónde está llamando, que los americanos mucho de geografía internacional no saben. Porque su listado de países cuyos ciudadanos tienen prohibida la entrada por miedo a que se cuelen terroristas está tan del revés que solo se puede deber a que los confunde en el mapa. O no.
El caso es que hubiera estado bien que nuestro presidente hubiera hecho gala de un pelín de carácter y le hubiera recriminado su política migratoria con respecto a México, comentándole que el muro, además de afear el paisaje no sirve de mucho, que siguen pasando, que nosotros también tenemos un muro, metálico, pero muro, al fin y al cabo, que nos separa de Melilla pero que no evita que siga existiendo pobreza, desesperación y miedo al otro lado.
Me imagino a Rajoy emocionado por una llamada tan importante. Y orgulloso. Mientras otros mandatarios europeos la esperan, o esperaban si ya la han recibido, con incomodidad, con esa obligación de ser educado con alguien que no lo es, que es maleducado, machista, prepotente, vengativo y diría que hasta un poco desequilibrado. Y saber que tiene en su mano uno de los mayores arsenales del mundo, es cuanto menos que desasosegante.
Espero que la era Trump no sea demasiado devastadora y que no nos salpique mucho.