Aquella noche Mijail me contó que él creía que la
vida nos concede a cada uno de nosotros unos escasosmomentos de pura felicidad. A veces, años.
Todo depende de nuestra fortuna. El recuerdo de esos
momentos nos aompaña para siempre y se
transforma en un pais de la memoria al que tratamos
de regresar durante el resto de nuestra vida sin conseguirlo.