Posted: 28 Dec 2017 03:35 PM PST
«Esta es la primera ocasión en que se ha podido tener acceso a información de los nudos de un quipu. Con esto se abre la puerta a conocer la forma de vida de los incas desde su propia perspectiva, no la de los españoles de la conquista».
Los incas no tenían sistema de escritura, pero sí un impresionante sistema de codificación conocido como quipus a partir de conjuntos de cuerdas con nudos de diferentes colores. En el mundo hay casi un millar de estos ejemplos de «código incaico», pero nadie ha conseguido determinar qué historias encierran estos sistemas de cuerdas que tienen la apariencia de meros objetos de artesanía.
Diversos expertos han intentado descifrar el misterio de los quipus, uno de los tantos misterios del imperio inca, que se extendió en los siglos XV y XVI, y por más de 2 millones de kilómetros cuadrados en la costa occidental de América del Sur. Sin embargo no pudieron descubrir el misterio, hasta ahora.
Un estudiante de la Universidad de Harvard, llamado Manny Medrano, cree haber «hackeado» el secreto código Inca. Apasionado de las matemáticas, la economía y también de la la arqueología, el joven dedicó parte de sus vacaciones a analizar seis quipus de una colección en manos de un ciudadano italiano ahora residente en Perú; según informa el sitio web de Harvard.
«Pensamos en el lenguaje como algo hablado o escrito», reflexiona Medrano. «Pero los quipu realmente rompen ese límite y hacen del lenguaje algo que se puede percibir, tocar y manejar con los manos», añade.El ingenioso joven realizó gráficos a partir de los quipus de los que disponía y los comparó con un antiguo documento de un censo de las autoridades españolas que procedía de la misma región de los códigos incaicos. «Hubo una coincidencia que era demasiado fuerte para que fuera aleatoria», relata el estudiante.
Entonces Medrano notó que el número de colores únicos de las cuerdas casi coincidía con el número de nombres recogidos en el censo español. Por ejemplo, si había ocho Felipes, todos estaban indicados por un color, mientras que los Josés estaban marcados con otro.
Todos los quipus eran similares y provenían de un sitio funerario situado en un valle de la costa norte de Perú, mientras el documento español hacía referencia a 132 contribuyentes de una aldea. En total, los seis quipus tenían exactamente 132 conjuntos de seis cuerdas cada uno.
«Había muchas combinaciones de colores diferentes, ya fuera en colores sólidos o de dos colores juntos», explica Medrano, que concluye que era «suficiente diversidad para codificar un idioma».
El próximo mes de enero, Medrano y el especialista en quipus de la Universidad de Harvard, Gary Urton, publicarán un artículo en la revista Ethnohistory en el que se describirán en detalle los referidos hallazgos.