Obsequio con una postal
Una sutileza teatral, la engendro cuando estoy en lo alto, de un expresivo jardín, de tonos áureos y azabaches una vereda alfombrada de hierba frondosa y fresca, y una imaginaria cima sin fronteras un vergel, de celeste y greda. En este ficticio escenario no hay nada que desacredite la vista solo una balada de rosas y jacintos que se engarzan como la hiedra. Voy a obsequiaros con postales de villas blancas y sonidos de hadas, lares cubiertos con los más bellos tejados y aldeanos de boca sonriente. Hace tiempo que sentí, como se mofaba el granizo de la llama. ¡Quisiera, ver diferente!
Carmen Silza