... comedia delirante y absurda en la que un gris vendedor de muebles, Takafumi (interpretado por Nao Ômori), aficionado al sadomasoquismo, firma un contrato con Bondage, un selecto club dedicado a los servicios del placer por la vía del dolor. La duración del contrato es de un año, sin posibilidad, bajo ninguna circunstancia, de cancelación. A partir de ese momento la vida de Takafumi cambia por completo, alejándose de su oscura realidad, con una esposa que yace en un hospital en estado vegetativo y un trabajo alienante. Sus encuentros inesperados con las queens, dominatrices de figura estilizada, enfundadas en cuero y botas altas, las palizas que le pegan en cualquier lugar de la ciudad, la humillación que ha de padecer... todo eso le reporta gratos momentos de placer, tal y como puede observarse en la manera en que su cara se hincha como la cabeza de un pez-globo. Esta trama es a su vez el guión de otra trama: la de unos ojeadores de una productora de cine que han de decidir sobre una película, R100, que describe las absurdas peripecias de un aficionado al sadomasoquismo y cuyo director asegura que es necesario haber llegado a los 100 años para entenderla.La relación del protagonista con Bondage se va complicando y la película se va tornando cada vez más absurda, transformándose en una suerte de parodia de las películas de acción, con persecuciones, tiroteos, asesinatos, bombas... y todo ello sin que lo que ocurre venga demasiado a cuento, una total ida de olla, divertida por lo sinsentido que es y donde todo es posible. Encerrado en su casa, Takafumi tendrá que enfrentarse a todo un ejército de dóminas que rodea su domicilio. La cruenta batalla culminará con un combate final con la CEO de Bondage, una hembra gigantesca, rubia y poderosa (interpretada por Lindsay Kay Hayward).
La película está rodada con un estilo muy personal. Cuenta con una fotografía de tonos marrones, casi de blanco y negro, y unos efectos especiales tirando a cutres pero divertidos, en los que aparecen extrañas criaturas...