Rai, tú tranquilo, que no tengo peligro
Publicado el 15 junio 2012 por HouseEl fin de semana fue intenso. Aún duraban los últimos vaivenes de la marcha abrupta de Manolo, cuando nos adentrábamos en un fin de semana en el que sucedió de todo. Incluso nos rescataron. Uno de los valores que el ser humano debe poner en práctica en esta vida es la humildad, que si se adereza con un poquito de sencillez, el plato es exquisito. Medido. Justo y equilibrado. Pero es evidente que no siempre ocurre eso, y en muchas ocasiones nos tropezamos con individuos prepotentes que se creen el ombligo de la Humanidad y están convencidos de que todos los poros de su piel destilan experiencia, profesionalidad y buen hacer. Quimera edulcorada. El viernes sucedió. Nada que reprochar a los anfitriones que son expertos y no necesitan que nadie venga a decirle nada de lo que durante años estuvieron, y están, hartos de ejecutar, siempre con una profesionalidad delicada a todos los niveles. Pero los protagonistas de la película se convirtieron en actores del ridículo y de la ordinariez espléndida. No sólo de apellidos vive el hombre. El papel de los profesionales y de los expertos es fundamental en todos los aspectos de la vida, en todos. A ver si se enteran de una vez. Y confío que dejen de una vez por todas de manosear y entrometerse en asuntos que no son de su competencia. Zapatero a tus zapatos. Y ya. Pero si hay algo que es fundamental para vivir en comunidad es el positivismo. Miren ustedes, aquellos insurrectos que viven por y para el más puro negativismo son seres pordioseros y míseros, pedigüeños mediocres que cada día se recrean en sus propios despojos porque su bisoñez y su torpeza mental les incapacitan mental y psíquicamente para todo tipo de vivencias normales. Con reseña el Profesor Enrique Rojas en su libro “El hombre light”, han perdido el rumbo. Pero esta pérdida de valores lleva aparejada otro condimento fundamental para terminar el aderezo. Se trata de individuos una manifiesta desvalorización de todo aquello que puede ser importante: como las más relevantes encrucijadas de la existencia como la muerte, el sufrimiento, la angustia. Dice Enrique Rojas que la vida light se caracteriza porque todo está descalorizado, carece de interés y la esencia de las cosas ya no importa, sólo lo superficial es cálido. Ésta es su radiografía, y la de sus secuaces. Seres inmaduros y mediocres, con una vida plana y sin estimulaciones emocionales. Pero si creen que tal empacho de vanalidad improductiva y estéril es contagiosa andan equivocados. Ellos seguirán con su radiografía en negativo, mientras el resto de mortales continuamos mirando al futuro con esperanza. Es la gran diferencia entre ese grupo de yermos y el resto. No más ni menos. Regresaba, y en la radio del coche escucho la palabra fatídica de ‘rescate’. Óiganme, fue un rescate en toda regla. Decórenlo como les plazca, perfúmenlo como deseen, pero no nos vendan otra moto diferente porque no la compraremos. Cruzo una gran avenida y en el paso de peatones, escucho a una mujer que dice: “Rai, tú tranquilo, que no tengo peligro”. Sonrío. Vuelvo sobre mis pasos y me quedo estático contemplando la escena: Un grupo de mujeres alrededor de un hombre. Una de ellas, rubia, esbelta, de ojos azules insiste: “Rai, tú tranquilo, que no tengo peligro”. Rai sonríe tímidamente. Otras dos que van a su lado, ambas con el pelo rizado y con atuendos eminentemente hippies, cuchichean. Una cuarta se suma al séquito mientras tararea el Himno del Barça, a la vez que se pregunta dónde estaba Pep Guardiola que no hizo acto de presencia en la emotiva despedida de su amigo Manolo Preciado. Continuo detenido en la otra acera mientras pienso ¿Quién será Rai? Me contesto a mi mismo: un afortunado que es capaz de que las mujeres de su entorno le confiesen este tipo de secretos de alcoba. Pero, ¿realmente éste es un secreto de alcoba o estamos ante un secreto a voces? Presidente, repita conmigo: res-ca-te.